— Maya deja de llorar, come algo por favor. — Pidió Killian acercándole un poco de comida, desde ayer ella no había comido ni tomado nada y había perdido la calma que tuvo en un inicio, ahora no dejaba de llorar, lo que a él no le gustaba ni un poco, se veía demasiado frágil y eso comenzaba a incomodarlo mucho.
— Por favor déjame ir, cuando mi hermano se enteré de lo que hiciste las cosas van a ponerse muy feas para ti, comenzarán a buscarme y cuando me encuentren te harán pagar esto, si me dejas ir ahora, ambos podemos tener una buena vida, no arruines todo. — Sollozó Maya, aún no sabía lo que él hombre frente a ella tenía planeado, pero al no saber nada, esto solo hacía que estuviese mucho más aterrorizada, su actitud la tenía totalmente confundida, porque él estaba siendo amable, no había intentado hacerle daño ni nada parecido, no lo entendía y no dejaba de imaginar los peores escenarios ante tanto desconcierto, tampoco podía dejar de pensar en sus pequeños, en que no quería dejarlos.
Al escuchar esto, Killian asintió, ya sabía que a ella habían comenzado a buscarla y lo que se le venía encima no sería nada fácil, pero él estaba preparado y no tenía ni un poco de miedo a la muerte. Además había sido muy cuidadoso, no creía que pudieran encontrarlos fácilmente.
— Yo nunca podré tener una buena vida, no desde que tu pafre le arrebató la vida a ella, ese día no solo ella murió, si no yo también, he seguido adelante en nombre de una sola cosa, vengarme, eso es lo único que me impidió no ir junto a ella y ahora que por fin estoy tan cerca, no desistiré. — Aclaró Killian, no le gustaba ver llorar a Maya y mientras más tiempo pasaba con ella, más odiaba que fuese ella quien pagaría el precio.
— Entonces, ¿Por qué no me has matado? ¿Qué estás esperando? ¿Qué es lo que vas a hacerme? — Interrogó Maya mirándolo directamente a los ojos, ya no aguantaba más la incertidumbre, esto la estaba torturando, no entendía que era lo que él quería. — Por favor deja está venganza atrás, déjame ir, si lo haces me encargaré que mi papá vaya a prisión por lo que le hizo a ella, vamos a dejar que la justicia haga su trabajo.
“Porque lo estoy dudando, aún cuando no debería, estoy dudando en acabar con tu vida, porque a pesar de que mi corazón está muerto le comenzaste a importar por tu bondad y belleza.” Pensó Killian sintiendo como su corazón se apretaba al verla así y al mismo tiempo un poco aliviado de que ella estuviera dispuesta a intentar hacer justicia, solo que él ya no creía en la justicia a la que ella se refería, solo creía en la suya.
— ¿Qué estás dispuesta a sacrificar para seguir viviendo? — Cuestionó apartando la mirada de ella y comenzando a caminar por el lugar, pensativo.
— ¿Qué es lo que quieres? — Preguntó Maya desconcertada y apretó sus manos en puños para darse un poco de valentía.
— Solo que no me culpes por lo que haré y que tampoco te culpes a ti misma, esto será lo mejor para todos. — Respondió Killian antes de salir de la habitación, había tomado una decisión muy diferente a lo que tenía planeado cuando la trajo aquí.
…
— Si quieres de regreso a tu hermana, hagamos un intercambio, me entregas a tu padre y yo te la devolveré, una vida por otra. — Espetó Killian al teléfono.
— Maldito infeliz, no haré ningún intercambio, voy a buscarte y acabaré contigo por meterte con la persona equivocada. — Masculló Jacob, su rabia en este momento estaba descontrolada al confirmar que alguien quien no tenía idea de quién era en realidad la tenía.
Victor que estaba a su lado al escuchar esto se tensó, él tampoco sabía quién era la persona detrás de esto, por lo tanto no sabía de lo que era capaz, ni que le podría hacer a Maya, no creía que la forma en la que Jacob lo estaba manejando fuese la correcta, porque a pesar de todo ellos tenían mucho más que perder, porque Maya estaba en manos de esta persona.
Los oficiales que intentaban rastrear la llamada, negaron con la cabeza, para indicarle que no estaba actuando de manera correcta.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico