Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 40

Después de ese momento incómodo, Aria se disculpó con Clara y le dijo que ya quería irse a casa, ella lo entendió y se ofreció a llevarla.

— Muchas gracias por traerme, lamento si arruine tu tarde. — Se disculpó Aria un poco avergonzada.

— No te preocupes, compré muchas cosas y disfrute de tu compañía, a cualquiera pondría de mal humor ese momento, espero que podamos encontrarnos para comer algo la próxima vez. — Le dijo Clara con una sonrisa despreocupada, entendía muy bien que su relación con su familia no era buena y sabía de las cosas que Michelle le hacía a Aria cuando eran jóvenes, así que no le agradaba ni un poco y estaba de acuerdo con la reacción que tuvo.

— Claro que sí, adiós. — Se despidió Aria aliviada antes de bajarse del auto.

— Papi, ¿Puedes abrazar a mi mami como antes? — Preguntó Luna viendo a su padre con ojos brillantes en el momento justo que Aria abrió la puerta y esto la hizo sentir incómoda por todas partes.

Empezaba a sentir que quien sobraba en todo esto era ella, pero aún así no era capaz de alejarse por el amor que le tenía a Lucien y a Luna.

— Princesa las cosas entre tu mamá y yo han cambiado, ya no es lo mismo, ahora yo estoy con Aria. — Explicó Lucien con calma notando a Aria entrar.

— Entiendo. — Asintió Luna poco convencida.

— Buenas tardes. — Saludó Aria al acercarse. — Hola pequeña, ¿cómo tú estás? — Le preguntó a Luna acariciando su cabello y Luna se alejó un poco.

— Estoy bien. — Respondió la niña antes de caminar hasta donde estaba su madre y tomarla de la mano. — Mami vamos a ver televisión arriba.

— Esta bien mi amor, vamos, nos vemos más tarde. — Se despidió Camille con una sonrisa y Aria las vio alejarse con cierto dolor en su corazón y sus ojos llenos de anhelo, extrañaba mucho esos momentos que compartía con Luna y la cercanía de la niña.

No era capaz de entender porque ella de la noche a la mañana la había estado evitando, podía entender que no estuviera tan cercana a ella como antes, pero no le encontraba ningún sentido que ahora ni siquiera podía estar cerca y que cuando antes le sonreía siempre y parecía muy alegre en su presencia, ahora solo quería estar lejos.

— Aria. — Pronunció Lucien, dándose cuenta de la tristeza de su esposa, una tristeza que no le gustaba ver y comenzaba a cuestionarse si era correcto haber dejado a Camille vivir con ellos, pero ahora no sabía si pedirle que viviera en otro lugar podría afectar a Luna.

— ¿Si?

— Luna te quiere mucho, solo que está muy contenta con su mamá y ahora quiere pasar el mayor tiempo posible con ella, pronto volverá a estar cerca de ti, no te preocupes. — Explicó él y Aria esta vez no se sintió para nada convencida de sus palabras.

En el pasado no habría dudado que Luna la quería, pero ahora parecía la repelía.

— Eso espero. — Susurró abatida y él la atrajo hacia su cuerpo, sentándola en su regazo.

— Ella nunca va a dejar de quererte, tranquila, ahora más bien cuéntame porque llegaste tan tarde hoy. — Pidió él acariciando su rostro.

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