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Esposa Sustituta, Matrimonio Verdadero romance Capítulo 17

Sabrina estaba desconcertada y solo comprendió su pregunta al cabo de un buen rato. Su rostro se ruborizó y se le aceleraron los latidos, en tanto que su cerebro se bloqueó.

-¿Él? ¿Cuál? -preguntó.

—Ya veo. Así que había más de uno.

Sabrina se dio cuenta de su error demasiado tarde. Quiso explicarse, pero él la interrumpió con un beso en sus labios y le apretó la cintura. No tuvo fuerzas para luchar contra él y le permitió que siguiera besándola con rudeza. No podía respirar, la lengua le dolía y estaba adormecida, todo su cuerpo empezó a temblar sin control. Su aroma hizo que se olvidara de todo. Solo la soltó cuando los ojos de ella empezaron a ponerse vidriosos.

—Las mujeres que han tenido muchos novios sabrían besar mejor. Muéstrame cómo lo haces de verdad. Compláceme. —Le dijo con curiosidad al tiempo que le acariciaba las mejillas.

Sabrina seguía jadeando, con la voz ronca y la nariz congestionada.

-No es así. Solo tuve un novio antes de ti. Él y yo...

—No me interesa tu relación anterior. Desde el momento en que te convertiste en mi chica, está prohibido que te relaciones con otros hombres. —La interrumpió.

Sentía curiosidad por su pasado, pero no quería oírlo cuando trató de contarle, así pues, la cargó en brazos, la arrojó sobre la cama y se puso encima de ella. Su lujuria era como un fuego abrasador que envolvía todo su cuerpo. Sabrina cerró los ojos con suavidad para ocultar las lágrimas y el corazón le latía con fuerza, pero su cuerpo y sus extremidades flaqueaban. Su anterior encuentro íntimo con él había sido bastante desagradable, por lo que quería detenerse antes de que la situación llegara demasiado lejos.

-Si haces un movimiento más, te aseguro que mañana no podrás salir de la cama. —Emiliano respiró con fuerza y le dio un suave mordisco en la oreja.

Sabrina sabía que hablaba en serio y, por ello, se quedó quieta. Era consciente de su precaria situación y de que ciertas cuestiones escapaban a su control. Por tanto, abrió los ojos, contuvo las lágrimas que estaban a punto de caer y suplicó en voz baja:

Se incorporó enseguida de la cama y se apresuró a dirigirse hacia el baño. Con tal de que la dejara ir, acataría de buen grado lo que le pidiera.

Aunque su cuerpo no tenía mal olor, se duchó y se puso el pijama más recatado que tenía. Luego de tomarse su tiempo hasta que acabó de ducharse, volvió la vista hacia Emiliano, quien ya se encontraba inmerso en un sueño profundo. No se atrevía a dormir en la misma cama que él porque le preocupaba que no se pudiera librar la próxima vez si se despertaba, por eso se acostó en el sofá con sigilo, se hizo un ovillo y se cubrió con un abrigo para que le sirviera de manta.

Su primer día de matrimonio resultó por demás estresante, de modo que, una vez que su cuerpo se relajó de la tensión y el cansancio acumulados durante todo el día, se sumió enseguida en un sueño profundo. Por su parte, Emiliano se hizo el dormido y se abstuvo de moverse;

pero, una vez que ya no oyó ningún ruido de Sabrina, se dio la vuelta para contemplarla.

La postura que adoptaba mientras dormía dejaba entrever lo insegura que se encontraba. No solo sus labios estaban rojos e hinchados, sino que sus largas pestañas se agitaban con inseguridad, en tanto que el pijama que llevaba puesto cubría su cuerpo por completo. Apoyó la barbilla en la mano y se quedó con la mirada perdida al verla dormir en el sofá. Prefería dormir ahí que en la misma cama con él. Contuvo su frustración y se giró para darle la espalda.

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