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Esposa sustituta: ¡nunca te dejaré ir! romance Capítulo 12

"¿Qué estupideces estás hablando, falsa?", escupió Chelsey, mientras miraba a Linda, sin poder creerlo.

La chica, simplemente, la miró con total indiferencia, al tiempo que le decía: "No estoy hablando estupideces. Si puedes recordar correctamente, yo soy la mujer con quien el señor Bo se casó ante un sacerdote. Lo que quiere decir que, si alguien me mira con desprecio, también lo estarían mirando a él, de la misma manera. ¿No crees que los sirvientes insolente como tú deberían ser castigados?".

Al instante, los ojos del ama de llaves se abrieron de par en par y, volteándose a mirar a Cecil, ella tartamudeó: "Se... Señor...".

Sin embargo, el hombre habló, sin siquiera mirarla: "Discúlpate con ella".

Por un momento, la mujer se preguntó si había escuchado mal pero, entonces, volvió a escucharla voz fría y severa de su jefe: "No me hagas repetir mis palabras".

Tras escuchar aquello, Chelsey abrió y cerró la boca, tal como un pez, sin dejar de mirar a su empleador durante lo que pareció una eternidad, con incredulidad, para luego volver a ver a la sustituía. Y, de mala manera, murmuró: "Lo lamento".

De inmediato, la recién casada la miró fijamente, e inquirió: "¿Lo lamentas por qué?".

Al escuchar a la chica, los labios del ama de llaves temblaron involuntariamente, debido a la rabia que sentía, y exclamó: "Tú...".

"¿Yo qué? Señora Su, tengo el cuerpo completamente herido gracias a ti. Si te disculpas en este momento, consideraré mis heridas como mordeduras de perro, sin embargo, de no hacerlo, serás despedida de inmediato", acotó la recién casada, mientras levantaba su barbilla, mirando a la mayor.

Luego de ello, la nariz de Chelsey se infló, debido a la ira.

¿Cómo podía esa "falsa" estar tan confiada como para hablarle de esa manera? De hecho, el ama de llaves solía trabajar para la madre de Cecil.

Fue por el solo hecho de su preocupación hacia el señor Bo, que ella había propuesto trabajar allí, a lo que la madre el hombre había accedido. No obstante, en ese momento, ¿esa cualquiera estaba siendo capaz de decir que podrían despedirla?

Y, además, para su asombro, su jefe no había detenido, ni contradijo, a aquella mujer que se encontraba a su lado.

Capítulo 12 Estaba absolutamente nerviosa 1

Capítulo 12 Estaba absolutamente nerviosa 2

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