Ex esposa, "Vamos a casarnos" romance Capítulo 167

El baño era grande y espacioso. Era muy lujoso.

Después de hacer sus necesidades, Sylvia se lavó las manos, se secó la cara y salió.

Estaba claro que alguien había ido a limpiar. La mesa de trabajo de Odell había vuelto a su estado anterior, limpia y ordenada. La media olla de estofado que ella había dejado y la comida que él no se había terminado también habían desaparecido.

Incluso el aire se había vuelto mucho más fresco.

Odell estaba leyendo un libro.

Sylvia se acercó de nuevo al escritorio del hombre. Miró la mesa y preguntó con suspicacia: "¿Dónde está la pequeña tortuga que tallé?".

Odell la miró fríamente. "La tiré".

"Da igual. La tallé por diversión, de todos modos".

Sylvia rebuscó en su bolso y encontró rápidamente otro pequeño trozo cuadrado de madera.

Tras esto, volvió a sacar el cuchillo de tallar y comenzó a tallar.

Ris ras.

El sonido ordenado de la talla volvió a resonar inmediatamente en el aire.

La expresión de Odell se llenó de molestia mientras fruncía el ceño. Sus ojos la miraron fijamente.

Sylvia se percató rápidamente de la mirada del hombre.

Sin embargo, fingió no ver su enfado y preguntó con una sonrisa: "¿Quieres aprender? Ahora no tengo nada que hacer, así que no me importa enseñarte".

Él frunció los labios y guardó silencio durante unos segundos antes de decir: "Liam e Isabel tienen que cenar a las ocho de la tarde y deben acostarse en su habitación a las nueve. Solo te daré una hora para que vayas a verlos".

A Sylvia se le iluminaron los ojos y contestó con una sonrisa: "De acuerdo, no hay problema".

Luego volvió a guardar el cuchillo y la madera en el bolso, giró la silla de ruedas y salió.

El ruido de la silla al girar desapareció al cerrarse la puerta.

La tranquilidad volvió por completo al gran despacho.

Después de salir de la Torre Carter, Sylvia tomó un coche y fue a una tienda cercana.

Compró ropa nueva para ella y para la tía Tonya.

Esa noche se reuniría con Isabel y Liam en la antigua residencia de los Carter. Aunque sus piernas todavía no podían caminar, tenía que encontrarse con ellos con un aspecto renovado.

Ya era de noche cuando regresó a su casa después de ir de compras.

Vio un mensaje de Carl, el jefe del estudio para el que solía trabajar. Se disculpaba por haberla despedido y le pedía que volviera a trabajar. También le ofreció doblarle el sueldo.

Sylvia lo rechazó directamente.

Además de Carl, otros estudios de carpintería a los que le había preguntado antes también le enviaron mensajes, diciendo que tenían muchas ganas de contratarla. Ella los rechazó todos.

Después de tantas cosas desagradables, ya no pensaba volver a trabajar.

Además de recibir mensajes de ellos, también recibió mensajes de Simon y del director de la Asociación de Artes. Ambos querían invitarla muy sinceramente a unirse a la Asociación de Arte de la ciudad de Westchester.

Sylvia se lo pensó y aceptó.