La diversión duró todo el día en Astrolandia.
Isabel se dejó llevar tanto que ni siquiera quiso almorzar. Fue Sylvia quien tuvo que llevarla en brazos y obligarla a comer algo para mantener su resistencia.
Al final de la tarde, Isabel se cansó por fin, pero seguía sin querer irse. Arrastró a Liam a la zona de garabatos, donde empezaron a dibujar todo tipo de cosas con la pintura proporcionada.
Sylvia se dio cuenta de que los niños empezaban a calmarse, así que tomó un trozo de tabla de madera y empezó a hacer garabatos en ella.
Isabel manchó disimuladamente la cara de Liam cuando éste no se dio cuenta.
Liam estaba atónito, pues no esperaba que su hermana le tendiera una emboscada con pintura.
Isabel se rio al ver la cara sucia de su hermano.
Sylvia oyó la risita de la niña. Se dio la vuelta, pero para su sorpresa, las manos de Isabel, cubiertas de pintura, le atraparon la cara.
Ella solía jugar mucho a juegos similares con la niña en el pasado, así que no le sorprendió. Contuvo la risa y fingió fastidio mientras decía: “¡Chica, estás acabada!”.
En respuesta, Isabel también fingió miedo y empezó a correr.
Sylvia se cubrió las manos de pintura y comenzó a perseguirla.
Isabel corrió en círculos alrededor de Liam y Sylvia tardó varias vueltas en alcanzar a la pequeña bribona.
La niña notó que su madre la alcanzaba, así que se volteó hacia Liam y le dijo: “¡Ayúdame, hermano!”.
Liam permaneció sentado. Su cara estaba todavía cubierta de pintura cuando se cruzó de brazos con una sonrisa. Estaba esperando a que la atrapara su madre.
Isabel sabía que su hermano no iba a ayudarla, así que le sacó la lengua antes de salir corriendo.
Sylvia la persiguió.
Odell oyó el pequeño alboroto fuera de la zona de garabatos, así que se levantó para echar un vistazo. Entonces vio a Sylvia persiguiendo a Isabel con la niña riéndose mientras corría. Sylvia también tenía una gran sonrisa en la cara mientras intentaba alcanzar a la niña.
Isabel corrió más cerca de su padre mientras Sylvia seguía persiguiéndola.
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