Era más que evidente que el profesor Duncan estaba aturdido y confuso, porque no esperaba que el Rector en persona se presentara en su clase.
—¿Se... señor Rector? ¿Qué hace aquí?
—Pues respondiendo a su invitación, obviamente —replicó el hombre—. Hacía mucho que no venía a una clase de estas pero siempre me ha llamad mucho la atención la construcción de escenarios. ¡Yo mismo aporté a algunos cuando estuve haciendo pasantías en Nueva York!
El salón estaba mudo, Duncan parecía golpeado por un rayo y el Rector tenía una sonrisa emocionada.
—B... bueno... es que yo no... yo precisamente no fui...
—Hola, buenos días, con permiso —se escuchó tras ellos y los dos echaron a un lado para dejar entrar a un Karim muy cargado.
—Buen día joven —saludó el Rector.
—Señor Rector, buen día... perdón... proyecto pasando...
—¿Lo ayudo? —se ofreció el hombre amablemente y Karim le puso en los brazos dos piezas de la maqueta.
—Se lo agradezco mucho, va en aquel rincón, por favor, junto a la señorita Moe —le indicó y mientras el jefe máximo de aquella academia ayudaba a organizar la maqueta de Rose, Karim le dirigió a Duncan una mirada desafiante, a ver se delante del Rector se iba a atrever a hacerle un desplante.
—¡Vaya, esto es genial! ¿De quién fue la idea de hacerlo desmontable? —preguntó el Rector con tono emocionado.
—De mi novio —respondió Rose y en ese segundo a Karim se le infló el pecho como si fuera un palomito orgulloso—. Verdad que lleva sus retoque finales pero se puede transportar sin estropearla. ¿Verdad que fue una genialidad?
El rector asintió con una mueca graciosa y la señaló con un dedo.
—Tú... eres una chica con suerte —le dijo.
—Créame, me estoy dando cuenta —sonrió Rose mirando a Karim, que luego de dejar todas las piezas se despidió y hasta estrechó la mano del rector con confianza.
Por supuesto que Duncan se tuvo que tragar su presencia por el resto de la presentación, y ante tantos elogios a la maqueta de Rose, no puedo hacer el ridículo de darle una mala nota y buscarse un problema profesional porque sin dudas sería cuestionado por eso.
Tres horas después Karim la esperaba orondo junto a su auto y Rose saltaba a su cintura como si fuera una niña.
—¡Eres un loco! ¿Lo sabías? ¿Estás desquiciado? ¿Cómo hiciste que el rector asistiera a la clase?
—Pues le envié una invitación. Solo tuve que investigarlo un poco, el tipo dirige una universidad dedicada a las artes, es obvio que está colado por todo lo que tiene que ver con el cine, así que solo tuve que invitarlo a una exclusiva presentación de escenarios y enseguida se presentó —respondió Karim con una sonrisa mientras le devolvía el abrazo—. Pero sabes que esta solo es una vitoria momentánea, ¿verdad? Duncan va a seguir molestando hasta que tú misma lo pongas en su sitio.
—Eso no me importa. Ahora, todavía no terminamos. hay que desmontar todo y armarlo en un lugar más lindo que este —le advirtió ella.
No les tomó mucho llevarse el proyecto entero en la camioneta, y después de comer algo juntos, Rose lo llevó a una pequeña escuela en las afueras de la ciudad, donde donaron toda la maqueta al patio de juegos. Bastó solo que la terminaran para que sobre esa montaña corrieran caballitos, leones, autobuses y toda clase de juguetes con que los niños empezaron a adornarla.
—Creo que este destino me gusta más —rio Karim pasando un brazo sobre los hombros de Rose—. La próxima vez les haremos una ciudad ¿te parece?
—¡Me encanta la idea! —aseguró ella besándolo y poco después regresaron al departamento.
Recogieron todo y lo guardaron en una habitación que eventualmente destinarían para todos los proyectos de Rose, y luego Karim no tuvo más remedio que llevarla a casa porque ya no tenía una justificación real para que se quedara con él.
Los dos rieron y el resto de la fiesta fue increíble. pero lo más sorprendente de todo fue sin dudas cuando Mala y Chris anunciaron que en un par de días saldrían a navegar en su barco y que no estarían disponibles por unos cuantos meses.
—¿Qué número de luna de miel será esta? —preguntó Rose a su madre abrazándola y Mala la miró entusiasmada.
—¡No lo sé, pero te aseguro que será la mejor!
Y en efecto, dos días después se despedían de ellos en el aeropuerto antes de que despegaran hacia la costa, y a nadie se le hizo extraño que Kainn y Elisa se les unieran.
—Parece que nos quedamos solos —murmuró Mitch mientras les decía adiós con la mano.
—Ya somos todos adultos, no hay razón para que no salgan a disfrutar —acotó Faith y le hizo un guiño a su gemela porque en ausencia de aquellos gatos, los ratones estaban listos para la fiesta.
Charlie ya vivía con Faith así que Rose empezó a quedarse algunas noches con él por eso de no quedarse sola en la mansión, aunque si era honesta lo hacía porque le encantaba el departamento y la comodidad de estar cerca de la escuela, así podía remolonear con él en la cama antes de ir a estudiar.
Karim no la llevaba a la universidad, directamente la escoltaba en su auto cada mañana y luego iba a buscarla en las tardes, así que cada día Rose esperaba verlo allí en el estacionamiento, hasta que ese día en particular, casi diez días después, no fue él que llegó.
Rose achicó los ojos al ver a aquella mujer apoyada en su auto y su ceño se arrugó automáticamente al reconocerla. Era la misma mujer que había estado en el evento y a la que había estado a punto de sacar de los pelos. ¿Qué demonios hacía buscándola tanto tiempo después?
Apretó el botón de pánico de la llave de su auto y el escándalo hizo que la mujer se sobresaltara y se alejara de él. Rose caminó con paso firme hasta ella e hizo una sola pregunta, la única que le importaba.
—¿Dónde está Karim?

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