Quizás en otro momento, con más preparación, Charlie habría sabido exactamente qué responder. De hecho lo había estado pensando durante cinco años. ¿Qué diría? ¿Qué haría? ¿Qué actitud tendría cuando volviera a encontrarse con la loca desquiciada de Faith, que siempre andaba como cabra espantada, gritando, molestando, maldiciendo?...
Pero en lugar de eso se encontraba una mujer entera, que a sus veintiún años ya había hecho operaciones para la ONU en zonas de peligro, que daba charlas sobre los derechos y la protección de las mujeres y que se conducía como una dama de sociedad, como una ejecutiva. Ya no le decía Gallino, ahora era Charlie con todas sus letras y en tono educado y diplomático... ¡Y eso sí que no se lo había esperado!
—Bueno... Charlicito, supongo que te veré en casa —le sonrió Grace y tanto ella como Michael se turbaron al tratar de darse el beso/abrazo que era recibimiento y despedida a la misma vez.
Grace salió corriendo detrás de su hermana y Michael por fin pudo aplacar aquella tos.
—Bueno... me parece que ya voy entendiendo por qué te fuiste —murmuró Michael y Charlie le dirigió una mirada asesina.
—Tú mejor cállate, Señor Atragantado —rezongó caminando también hacia la puerta.
—¡Oye...! Fue el polen, ya sabes que soy alérgico —replicó su primo y él levantó una ceja divertida.
—Sí claro, porque es que el campo de flores que nos rodea ahora mismo está en su punto perfecto en pleno otoño, eso debe ser —murmuró y Michael miró con disimulo alrededor, donde no había ni una hierbita verde ya porque el otoño había puesto todo en tonos rojizos y dorados.
Se dirigieron a la oficina del rector y en pocos minutos terminaron el proceso de inscripción. Charlie estaba por terminar su último curso en Administración de Empresas, y aunque hacía años había tomado la decisión de estudiar en Estados Unidos, ahora no podía simplemente desentenderse de sus padres, así que regresaba para comenzar a hacerse cargo de la empresa familiar.
Siendo claros, eran dos grandes empresas que su padre y su tío Kainn manejaban justos como una sola. Así que sabía que tarde o temprano le tocaría a él asumir la dirección junto con una de las gemelas, siguiendo la tradición familiar.
Por suerte, acababa de descubrir que Faith estaba dedicada a todo el asunto de las ONG y esas cosas, así que debía ser Grace la que se encargara de la dirección del negocio. Charlie tenía sus esperanzas puestas en eso, pero por desgracia, ninguna de sus esperanzas era muy acertada cuando se trataba de las gemelas Black.
Dejó a Michael conociendo el campus y buscando departamentos, y se dirigió a la sede de las oficinas para ver a su padre.
A Christopher Moe casi se le salieron los ojos del orgullo cuando vio a su hijo y enseguida se lo llevó a casa, a que viera a su madre y a conversar de todos esos temas importantes que tenían tan atrasados.
—¿Y cuéntame? ¿Hay alguna chica de la que debamos saber? —le preguntó Mala con curiosidad.
—No mamá, nada todavía.
—¿Un chico?
—No soy gay, mamá —respondió él con paciencia.
—¿Seguro? ¿Ni chicas ni chicos?
—Hagamos algo, si decido un día salir del closet serás la primera en saberlo, y si decido tener novia, también. ¿Te parece? —le dijo Charlie como si su madre fuera una niña pequeña.
—¡Me encanta! ¡Estaré pendiente de ti, hijo! —sonrió y él le dirigió una mirada de súplica a su padre para que lo sacara de allí.
Dos horas más tarde, después de comer juntos y hacer los tours oficiales de saludo por la casa de sus tíos, Charlie y Cristopher llegaron por fin al último piso de aquella corporación.
—Ya conoces el camino —le dijo Chris cediéndole el paso.
—Sí, pero no sabía que tu oficina era el doble de grande —rio Charlie entrando y viendo una oficina enorme, cómoda, que adjuntos tenía una pequeña habitación con cuarto de baño.
—Ya sé, es que desde que las chicas llegaron la cara de la compañía cambió —le explicó su padre—. No tienes idea de lo mucho que ayudan las gemelas. Una se encargó de decorar absolutamente todo.
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