NO.
MONICA
Ya han pasado dos semanas desde lo sucedido con Zara al principio tuve un poco de miedo de que me pudiera hacer algo pero la demande y probablemente va a pasar unos años en prisión y sin dinero ya que Maxwell ha roto lazos con ella y las demás empresas no quieren hacer asociaciones con ella por lo ocurrido, en el mundo de los negocios nadie quiere negociar ni asociarse con alguien con mala imagen, pero ahora que lo pienso esta puede ser una buena anécdota para mis hijos o nietos.
-Amor mío despierta- le susurro a Maxwell.
-Solo un rato más- murmura apretando mi cintura y acurrucándose más a mí.
Lo beso por toda la cara y termino de besarlo en los labios.
-Si este es mi castigo menos me despertare- dice con una sonrisa pero aun con los ojos cerrados.
-Es un incentivo no un castigo además ya es muy tarde son como las tres de la tarde- miro el reloj de la tarde.
-Es que ayer casi no dormimos- lo dice de manera coqueta y sé de qué habla todavía lo recuerdo.
-Si te paras nos bañamos juntos- el sin decir más salto de la cama como nuevo.
-Vamos- me levanta a lo que rio en sus brazos.
-Me debes un baño- yo asiento y nos dirigimos al baño.
Después de un baño juntos, bajamos a comer.
-Hoy en la noche quiero llevarte a un lugar- dejo de comer.
-¿Qué lugar?- él se encoje de hombros.
-Sorpresa- ruedo los ojos.
-Odio las sorpresas- el asiente.
-Lo sé pero espero que esta te guste- lo beso.
Pasamos la tarde viendo películas y acurrucados ya que es sábado nuestro día libre, cuando son las siete me voy a cambiar por un vestido rojo y me maquillo un poco sin saber que trama el idiota de Maxwell, cuando bajo lo veo en la entrada esperándome.
-Esta hermosa mi bella flor- lo beso.
-Gracias, tu estas muy guapo- él toma mi mano.
-Lo sé- No He podido quitarle ni un poco el egocentrismo que tiene.
Nos dirigimos a la parte trasera del auto ya que hoy el no maneja.
-No me vas a decir nada cierto- él sabe a lo que me refiero y niega.
-Eres un idiota pero si, acepto- me tiro a sus brazos.
-Me asustaste- me abraza más.
-Era la idea- nos separamos y él pone el precioso anillo en mi mano.
Me le quedo viendo y adorándolo es perfecto tal y como le dije un día hace muchos años, un diseño que un día se me ocurrió y salió en una plática al parecer nunca lo olvido.
-¿Te gusto?- lo miro a él.
-Te acordaste- asiente mientras me abraza.
-Nunca olvidare ese día que te pregunte como seria tu anillo perfecto de matrimonio a lo que respondiste que te gustaría que fuera sencillo y fácil de portar pero con un diamante en medio, siempre guarde ese pensamiento- nos besamos.
-Eres un idiota tan dulce, te amo- sigo cuando termina el beso.
-Este idiota es tu futuro esposo y futuro padre de tus hijos, señora Wembley - me besa.
-Señor Wembley futuro padre de mis hijos- sonrió de lado.
-Espero que sea pronto- me besa y me separo.
-más pronto de lo que crees.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: incitame a pecar