Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 226

Santiago no regresó a la oficina por haber tomado, así que dijo que su chofer los llevara a su casa. En realidad, estaba muy cansado desde la mañana, y por fin había encontrado un motivo razonable para ir a descansar en casa.

El coche se detuvo frente a la casa, y Santiago se apeó y entró directamente en la casa, mientras Vanesa fue a cuidar a las flores y plantas que había plantado antes de subir a su propia habitación. Nada más abrir la puerta, ella vio que Santiago se había puesto el pijama y estaba tumbado en su cama, con cara de dormido. Vanesa se acercó rápidamente y preguntó,

—Santiago, ¿no te das cuenta de que te has equivocado de habitación?

Santiago no abrió los ojos como si no la hubiera oído, y cuando Vanesa le dio un codazo, él de repente cogió su brazo y la arrastró directamente a la cama. Seguía sin abrir los ojos, pero dijo en voz ronca,

—Quieta... Me muero de cansancio...

Vanesa se recostó sobre Santiago y, tras un momento se apartó y se tumbó en el otro lado de la cama.

Las cortinas estaban medio cerradas y la habitación seguía siendo luminosa.

Vanesa miró el rostro de Santiago y éste sí parecía muy cansado. Se levantó de la cama, con cuidado, y salió de la habitación, con sus pasos aligerados. Bajó las escaleras y se situó en la ventana del salón, mirando hacia fuera.

«¿Cuál es la situación ahora, y qué significa que Santiago esté durmiendo en mi habitación? ¿Una pareja que vive junta? Pero no le gusto, ¿es sólo porque está obsesionado con mi cuerpo?»

Vanesa se sintió incómoda y triste.

«Este hombre, ¿de verdad es capaz de separar su sentimiento de sus deseos corporales?»

Vanesa vio la televisión en el piso de abajo durante un rato y estaba tan aburrida que cogió un taxi y salió. Fue a la tienda de dulces, donde Fabiana estaba limpiando.

Cuando Fabiana vio venir a Vanesa, se apresuró a pedirle que entrara y se sentara. Dijo,

—No vienen muchos clientes en los últimos días, así que he adelantado la limpieza para cerrar la tienda antes.

—Está bien, tómate unos días de descanso.Tendremos muchas cosas que hacer cuando termine aquí.

Fabiana se sentó también para tener una conversación tranquila con Vanesa. Le dijo,

—Pienso que cerrar esta tienda me aliviará. Estoy demasiado cansada para llevar mi propio negocio. Tú tienes a tu marido para respaldarte, incluso si pierdes dinero, él se lo puede permitir, mientras que yo estoy sola sin apoyo alguno. Me importa mucho la ganancia y la pérdida, así que solía sentirme especialmente cansada.

—Pues... —Vanesa apretó los labios.Tenía que reconocer que no se había esforzado mucho para abrir esta tienda, siempre sintió que tenía algo en lo que apoyarse, así que naturalmente no había presión para ella.

Fabiana se recostó en su silla y en un tono algo envidioso, dijo,

—¡Qué suerte tienes de haber encontrado un marido así! Es guapo rico, además te trata bien... ¡Qué envidia!

Capítulo 226: De repente te echo de menos 1

Capítulo 226: De repente te echo de menos 2

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