La Doctora Maravilla romance Capítulo 119

Emma volvió a poner los ojos en blanco.

«El viento del exterior es cada vez más fuerte. Se me humedecen los ojos».

Óscar continuó:

—He decidido que Abel asuma la responsabilidad de lo ocurrido a Alana y la tome como su esposa. Viendo el estado de Alana, él se comprometerá con ella primero y la ceremonia nupcial se celebrará una vez que Alana se haya recuperado.

El ambiente en el estudio parecía haberse congelado. Después de una breve pausa, Adrián empezó a aplaudir, seguido de Adán, Lázaro y su mujer y, por último, Luis y su mujer. Todos voltearon entonces la cabeza hacia Abel y vieron que observaba a Emma. Alana bajó la cabeza con timidez y apoyó las manos entrelazadas en las piernas.

—Espera.

Abel se levantó, lo que casi hizo que Alana se cayera. La enderezó y estaba a punto de hablar cuando Óscar intervino:

—Si tienes algo que decir, espera a que termine de hablar. No interrumpas los asuntos a tratar. —Abel solo pudo volver a sentarse. Óscar continuó—: Adrián, tus tres hijos ya tienen cuatro años y no has arreglado tus asuntos. Si yo fuera tú, ¡ya le habría puesto un anillo en el dedo y me la habría traído a casa!

Adrián se puso de pie. Estaba a punto de animarse cuando Emma se levantó y dijo:

—Parece que las bodas están de moda hoy en día, Señor Rivera. Adrián puede ponerle un anillo a quien quiera, ¡pero a mí no me meta!

—¡Eso no lo decides tú! —resopló Óscar con frialdad.

Adrián estaba ansioso.

—¿No sería bueno, Emma? ¿Por qué no puedes estar agradecida? ¡Toda mujer sueña con ser parte de la Familia Rivera!

—¡No soy una soñadora y no se puede negociar! —dijo Emma.

Juliana se levantó.

—Emma, ¿no lo considerarás para tus hijos? Todos los niños merecen una familia completa. Si te casas con Adrián, al menos los trillizos no tendrán que lidiar con un padrastro. Incluso yo tuve que hacer sacrificios cuando me casé con Lázaro. Ninguna mujer podría tolerar…

—¡Ejem!

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar