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La Doctora Maravilla romance Capítulo 150

Lucas vio a Alana con desconfianza, pensando que la pregunta era demasiado general.

—Fue al supermercado, preparó la cena y se ocupó de los niños —respondió.

Alana se sorprendió.

«¿Cómo? ¿Desde cuándo es un amo de casa?».

La puerta de la habitación emitió un pitido y se encendió una luz roja en la puerta. El técnico aplaudió entusiasmado.

—¡El sistema ya fue restaurado a los valores de fábrica y se levantó el bloqueo!

—Gracias al cielo —dijo Lucas—. ¡Abre la puerta! ¡El Señor Rivera no puede esperar a salir!

El técnico introdujo la contraseña predeterminada y la puerta se abrió. Un grupo de ocho personas entró en la habitación. Quentin también empujó la silla de ruedas de Alana hacia la sala. Sin embargo, pronto se arrepintieron de haber irrumpido en la habitación sin inspeccionar antes la escena. Vieron lo que no debían ver.

El técnico estaba adelante. Se preguntó si debía abandonar el lugar. Había dos personas en la cama. Una era Abel, que tenía la parte superior del cuerpo desnuda y la otra era Emma, que estaba abrazada a él. Estaban durmiendo… profundamente.

La pierna de Emma estaba afuera de la sábana y descansaba encima de la de Abel. Uno podía fantasear con facilidad con lo que ocurría bajo las sábanas. Lucas y los guardaespaldas levantaron la cabeza y se dieron la vuelta.

—¡Aah! —Alana gritó como si alguien la hubiera pisado.

Todos se sobresaltaron, en especial los dos de la cama.

—¿A qué viene tanto escándalo? —murmuró Emma—. ¿No se dan cuenta de que todavía estoy durmiendo?

Enterró la cabeza en el pecho de Abel. Abel la abrazó con fuerza como si fuera lo más preciado del mundo.

—¡Emma Linares! ¡Levántate en este instante! —gritó Alana.

Las dos personas de la cama se despertaron sobresaltadas. Abel estaba recostado en el borde de la cama. Se cayó al suelo. Cuando vio la escena que tenía delante, se quedó boquiabierto.

«¿Por qué hay tanta gente en la habitación y por qué nos ven de frente?».

Abel se dio cuenta de repente de que la puerta debía de estar abierta y Lucas y los guardaespaldas irrumpieron. Alana también. Pero Emma seguía durmiendo en la cama, ¡y no estaba bien vestida! Abel se puso de inmediato de pie y cubrió a Emma con una sábana.

—¡Aah! —Emma fue tomada por sorpresa, y gritó bajo la sábana.

El rostro de Alana estaba pálido.

—Abel, tú… tú…

—Ya pasaron el punto de no regreso, por supuesto. —Timoteo se abrió paso entre la multitud.

Capítulo 150 Dale reanimación cardiopulmonar 1

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