La Doctora Maravilla romance Capítulo 32

—No eres más que un repartidor; ¿quién te ha dado la osadía de conocer a nuestro director general? Es el hombre más querido de Esturia. ¿Estás loca por él?

—Sí... Pienso en él todos los días. —Emma suspiró.

No quería perder el tiempo con la recepcionista, sacó su móvil y llamó a Benjamín.

—¡Quiero que bajes ahora mismo!

—¿A quién acabas de llamar? Admito que tu actuación es bastante buena. ¿Pero no te pedí que esperaras afuera? ¿No entiendes mis palabras? —La recepcionista levantó la ceja.

—¡Claro, claro, claro! —Emma repitió tres veces antes de salir del vestíbulo.

Benjamín habló de repente por detrás.

—¡Señorita Linares!

Emma volteó para mirarlo y le hizo un gesto brusco con la cabeza.

—Benjamín, ¿de dónde sacaste a la recepcionista? ¿Intentas cerrar mi empresa contratando a gente como ella?

La recepcionista se quedó estupefacta al escuchar las palabras de Emma.

«¿Qué? ¿Qué acaba de decir?».

Benjamín corrió hacia Emma, temblándole las rodillas al escuchar sus palabras. Aclaró de inmediato:

—Está recién reclutada; parece que es arrogante como para trabajar a las órdenes de Grupo Adelmar. Me ocuparé de ella ahora mismo.

—¡Despídela ahora mismo! ¿Qué tiene contra los repartidores? ¡Todo el mundo debe ser tratado por igual! —Emma se quitó el casco al decirlo con severidad.

El rostro de la recepcionista palideció y cayó al suelo.

«¿Es esta joven descarada la dueña del Grupo Adelmar?».

Al llegar a la planta noventa, Emma vio a un anciano noble y cortante sentado en su despacho. Los ojos de Emma enrojecieron al verlo; corrió a su lado y exclamó:

—Maestro Roberto, ¿está usted aquí?

—Sí, estoy aquí con Gonzalo; estaba echando un vistazo a la empresa —Roberto le sonrió con cariño y respondió.

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