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La Doctora Maravilla romance Capítulo 35

—Por supuesto que no me importa. ¡No podría pedir más!

Emma saltó de emoción. Empujó a Abel hacia afuera y le dijo:

—¡Date prisa y trae a Timoteo a cenar!

Él se dio la vuelta y caminó alegre hacia el estacionamiento. Quería quedarse en casa para acompañar a su hijo, pero Alana lo estaba sacando de quicio. Parecía que Alana le estaba prestando una atención innecesaria en lugar de centrarse en Timoteo, que había sido secuestrado. Abel dudaba de las capacidades de Alana como madre.

Lucas y los guardaespaldas pensaron que Abel no era bien recibido por Emma, ya que caminaba con prisa hacia ellos. Cuando supieron que iban a traer a Timoteo, no pudieron alegrarse más. Significaba que el Señor Rivera se había ganado con éxito la confianza de Emma como infiltrado.

Recogieron y dejaron a Timoteo en cuarenta minutos. Emma llevaba un delantal, y estaba preparando la comida con Delia dentro de la cocina.

—¡Waa! —Timoteo empezó a llorar en cuanto la vio.

Ella guardó al instante todos los utensilios de cocina y se puso en cuclillas para tomar a Timoteo en brazos.

—Mami bonita, me llevé un susto de muerte. Creí que me iba a morir.

—Timo, ya está todo bien.

Los ojos de Emma se llenaron de lágrimas en cuanto escuchó los gritos de Timoteo, le dolía el corazón por él.

—Timo, todo está en el pasado. Ahora nadie puede hacerte daño.

Hernán, Evaristo y Edmundo rodearon a Timoteo; hicieron todo lo posible por consolarlo.

—¡No sé lo que sucedió, pero te deseo lo mejor en nombre del Sol! —dijo Hernán.

—¡Yo te deseo lo mejor en nombre de la Luna! —Edmundo también lo consoló.

—¡Entonces yo representaré a los Astros, amándote y protegiéndote! —le dijo Evaristo.

Los trillizos consiguieron hacer reír a Timoteo. Se secó las lágrimas y se echó a reír.

—Trillizos, vayan a jugar con Timoteo dentro del dormitorio, no es seguro jugar adentro de la cocina. —Emma se secó las lágrimas en secreto.

Abel hizo su comentario mientras se sentaba en una de las sillas de roca.

—¿Qué? ¿Estás diciendo que es feo? —Ella lo fulminó con la mirada.

—No es feo... Es más que feo. Hubieras renovado una plataforma tan grande para convertirla en un jardín.

«¡En realidad suena bien!».

Emma en realidad tenía un pensamiento similar. Pero ella acababa de regresar a Esturia hace medio año. Había comprado esta casa hace poco, y no tenía tiempo para eso. También tenía otras casas, por lo que no puso toda su atención aquí, pero no podía dejar que Abel lo supiera. Fingía ser una madre soltera común, que pasaba el tiempo en su cafetería. Su único vehículo era una bicicleta eléctrica de segunda mano. Así que le era imposible construir un jardín en el cielo.

«Parece que Abel sospecha que tengo otra identidad. Bueno... debería tener cuidado».

Emma se rascó la cabeza con torpeza, luego tosió y le respondió a Abel:

—Ejem, lo he pensado antes. Pero no tengo suficientes fondos para hacerlo. Es caro comprar las plantas. Jaja...

—Puedes dejármelo a mí. ¿Qué tipo de plantas te gustan? Prometo hacer un jardín celeste en tres días —respondió Abel.

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