La Esposa de Lobo romance Capítulo 115

La compañía no podía esperar más.

Una vez que la Administración General de Supervisión de Calidad destruyera las máquinas, incluso si el Alcalde Freely pudiera regresar, Luna no tendría explicación para lo que está sucediendo.

Desanimada, regresó a la oficina.

Una vez que toda la compañía escuchó la noticia, todos se ahogaron en ansiedad.

Mientras tanto, en la oficina del Equipo Cinco, Andrius estaba absorto leyendo un periódico militar en el sofá.

El Gordo Frank entró corriendo. Jadeaba pesadamente mientras decía: “¡Jefe, jefe! ¡Ha sucedido algo malo!”.

Andrius frunció el ceño. "¿Qué? Pensé que todo iba bien”.

“Ay…”. El Gordo Frank jadeó por aire y frunció el ceño. “Jefe, no tiene idea de lo que acaba de pasar. El director de la Administración General de Supervisión de Calidad, o AGSC, Densel Powell, fue con su equipo.

“Dijo que nuestras máquinas no cumplen con los requisitos de seguridad y que presentan riesgos potenciales para la seguridad, por eso deben ser destruidas. ¡Se ha ido para traer a sus hombres aquí! ¿Qué haremos?".

El Gordo Frank estaba ansioso.

Andrius se molestó cuando escuchó al Gordo Frank.

Las máquinas fueron producidas por la fábrica militar bajo su orden, por lo tanto no había forma de que no cumplieran con los requisitos de seguridad o tuvieran riesgos potenciales para la seguridad.

La Administración General de Supervisión de Calidad estaba causando problemas.

Andrius salió de la oficina en silencio y llamó a Noir: “Noir, llama a la persona a cargo de la Administración General de Supervisión de Calidad de Sumeria. Quiero verlo en su oficina”.

“Muy bien, Andy. En eso".

La breve llamada telefónica terminó.

Andrius se dirigió solo a la Administración General de Supervisión de Calidad.

La fuerte bofetada resonó por toda la oficina y el hombre salió volando. Cayó al suelo con la mejilla hinchada.

“¡¿Te atreves a abofetearme?! ¿En la oficina de AGSC? ¡Estás muerto!".

"¡Eres carne muerta!".

"¡Arrodíllate!".

Los demás se acercaron y quisieron golpear a Andrius por el acto de violencia.

Andrius se rio entre dientes. No se movió de su lugar, pero abofeteó a cada uno de los que se le acercaban. Su bofetada fue tan fuerte que los hizo volar a todos.

Menos de cinco segundos después, estaban todos en el suelo con las mejillas tan hinchadas que ni siquiera sus padres podían reconocerlos ahora.

“Llamen a su director, Densel Powell, ahora mismo”. Andrius los miró y gritó: “Díganle que se vaya de aquí. ¡Mi paciencia es limitada!”.