La Esposa de Lobo romance Capítulo 189

En Sumeria, todo el mundo se conmocionó al enterarse de la llegada de los Crestfalls del Estado del Río Este.

Los Crestfalls del Estado del Río Este eran más poderosos que los Henderson. Eran como el principal pilar de apoyo del Estado del Río Este, y estaban de camino a Sumeria. No era exagerado decir que provocarían una tormenta a nivel local.

El viejo maestro de los Crestfalls, Idris, era una de las figuras más influyentes de todo el Condado del Sur. Un estornudo del hombre, y un tifón aterrizaría en Sumeria.

Por eso, muchos nobles y dignatarios pasaron la noche sin dormir mientras planeaban cómo estar preparados. Pensaban en la forma de viajar en ese enorme barco que era el Crestfalls del Estado del Río Este.

Al día siguiente, en el Hospital Centro, dentro de la sala más lujosa, Idris vio a Caín acostado en la cama.

Caín se veía pálido y muerto. Aparte de su débil respiración, no tenía signos de vida.

Idris estaba furioso.

Karen estaba de rodillas, junto a Idris, con miedo incluso de moverse o respirar fuerte. Ella cargaba con la mayor parte de la responsabilidad de lo que le sucedió a Caín en Sumeria.

"¿Cómo está mi nieto?". Idris miró al doctor Chen, el jefe de los expertos profesionales que cuidaban de Caín. Sonaba pesado.

El doctor Chen dijo, "Los nervios centrales del joven amo Crestfall estaban dañados. Si no se realiza un tratamiento eficaz en cuarenta y ocho horas, podría...".

Su voz se fue suavizando a medida que explicaba. Estaba muy asustado para continuar.

"¡Habla!", Idris gritó.

El doctor Chen se estremeció. Su frente brillaba de sudor mientras decía, "¡Podría estar en coma para toda la vida!".

¡Thud!

Tan pronto como las palabras del doctor Chen se desvanecieron, sonó un fuerte ruido sordo.

Idris golpeó con su bastón de dragón la cabeza de Karen.

El cráneo de Karen se hundió, aplastándole los sesos, y murió al instante.

Mientras tanto, en la Clínica Artemis, el doctor Artemis y Lyra se dirigían a hacer unos mandados. En cuanto salieron, fueron rodeados por varios hombres fuertes.

"¿Eres el doctor Artemis? Vienes con nosotros a curar a nuestro joven amo".

El guardaespaldas principal agarró al doctor Artemis de la mano y lo arrastró dentro del coche.

"¡Espera! ¿Qué les pasa? Me da igual quién sea su joven amo. Tienen que seguir las reglas si quieren mi consulta", gritó el doctor Artemis.

"¡Al diablo con tus reglas!".

El guardaespaldas que iba al frente lo fulminó con la mirada antes de que el otro se apoderara del cuchillo que tenía Lyra en el cuello.

"Si no quieres venir con nosotros, la mataremos de inmediato".

El doctor Artemis apretó los dientes, pero se vio impotente ante la situación. Se vio obligado a entrar en el coche.