La Esposa de Lobo romance Capítulo 356

Sean estaba preparado para gritarle al desconocido que le había faltado al respeto en su territorio. Estaba listo para darle a esa persona una lección que jamás olvidaría.

Sin embargo, antes de siquiera abrir la boca, vio a una figura conocida.

La figura era tan conocida, tan grandiosa y magnífica.

¡Se trataba de Andrius, el Rey Lobo!

Sean se quedó pasmado, como si un rayo le hubiera caído encima. Sus piernas temblaron sin control y sintió escalofríos por todo su cuerpo, desde su cabeza hasta sus pies.

En menos de medio segundo, su cabeza terminó cubierta de sudor.

¡¿Había ido a ese lugar… para enseñarle una lección al Rey Lobo?!

¡Esto era un suicidio!

Sean tragó varias veces, tratando de reprimir el miedo en su corazón, pero no sirvió de nada. Su corazón latía con fuerza, tanta que casi se le sale del pecho.

“¡Amo Knight, es él!”.

Hank se sintió sumamente encantado cuando vio a su apoyo en la puerta, tanto que ni siquiera le importó la expresión extraña en la cara de Sean.

Él entonces fulminó a Andrius con una mirada agresiva y bramó: “¡C*brón! ¡Intenta ponerme un dedo encima de nuevo! Si me pones un dedo encima en frente del amo Knight, serás destruido. El amo Knight solo tiene que decir una palabra para…”.

¿Qué mi*rda?

La expresión de Sean se llenó de amargura.

¡El hijo de p*ta de Hank estaba tratando de tirarlo por un barranco!

¡El hombre ante ellos era el Rey Lobo, el comandante de un millón de Licántropos!

“¡Que se vaya a la m*erda tu familia!”. Sean pateó al gordo lejos y le dio otra paliza. Él bramó con hostilidad: “¿Quién m*erda es familia mía? ¿Tú? ¡¿Un gordo de m*erda?! ¡No eres familia mía!”.

Después de la segunda paliza, la vida de Hank pendía de un hilo.

Sean le ordenó entonces a sus hombres: “Llévense a este gordo de m*erda a la estación de policia. ¡Será castigado por sus aberrantes actos y no lo defenderemos de ninguna manera!”.

Hank cayó en la desesperación cuando escuchó a Sean.

“¡No! Amo Knight, yo…”.

Él intentó de oponerse, pero dos hombres fuertes se acercaron a él a zancadas y lo arrastraron fuera de la oficina como si fuera un muñeco de trapo.

La voz de Hank desapareció por completo después de un tiempo.

“Señor Moonshade…”. Sean se arrodilló ante Andrius de nuevo. “Fue mi culpa por no enseñarle bien a mis subordinados. ¡Por favor, perdóneme y a mi familia esta vez! Le juro que les enseñaré una buena lección y que no volverán a decir algo más que lo ofenda. Yo...”.