La Esposa de Lobo romance Capítulo 358

Resumo de Capítulo 358: La Esposa de Lobo

Resumo de Capítulo 358 – La Esposa de Lobo por Internet

Em Capítulo 358, um capítulo marcante do aclamado romance de Urbano La Esposa de Lobo, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de La Esposa de Lobo.

”No es lo que piensas…”.

Andrius estaba sonrojado mientras intentaba dar una explicación, pero Luna no quiso escucharlo.

“No hay nada que explicar”, lo interrumpió ella. Luego continuó con un tono burlón: “Me sorprende que un tipo pobre de las montañas sea un casanova”.

Ella sonrió de una forma extraña.

“Me pregunto…”. Con una sonrisa, Luna añadió: “¿Qué tan desconsolada estaría Lyra si se enterara de lo bien que manejas tu tiempo y te viera saliendo con otra mujer?”.

Ella se burló de él con un tono fanfarrón.

Andrius sabía exactamente lo que ella quería decir, por lo que explicó: “Escúchame. No hice nada malo. Solo estaba llevando a Snow de regreso…”.

“Tch, tch, tch”. Luna chasqueó la lengua y se burló: “Así que Snow. ¿Ya la llamas por su nombre? ¿Todavía intentas negar su relación después de que te besó?”.

Luna sonaba enojada. La repugnancia que sentía por Andrius solo empeoró.

“Si esto no estuvo mal, ¿qué es entonces? ¿Debes esperar a que los dos estén desnudos en la cama? ¡Pff! ¡Me das asco!”.

Entre más hablaba, peor sonaba lo que decía.

Andrius se quedó sin palabras, pero insistió en defender su reputación.

Sin embargo, Luna no le dio la oportunidad.

“¡Ya es suficiente!”, bramó ella. Entonces fulminó con una mirada feroz a Andrius y dijo: “Andrius, nuestra relación es falsa y puedes hacer lo que te dé la gana. No me importa si estás saliendo con muchas chicas, pero te advierto que debes mantener esto en secreto. ¡No dejes que mi abuelo te descubra!”.

Ella no le dio oportunidad de defenderse, lo cual era irrazonable.

Andrius perdió los ánimos de discutir con ella.

“Toma estos 20 000”.

Luna le metió una pila de dinero en la mano a Andrius y le dijo sin emoción: “Vamos a la capital mañana, así que ve a comprar unos regalos decentes. ¡Recuerda comprar regalos presentables! ¡No deshonres tu propio nombre, el mío y el de mi familia!”.

Entonces, antes de que Andrius pudiera reaccionar, ella se alejó, con un sonido de tacones resonando a su paso, y entró en el coche.

El coche entonces se alejó sin detenerse.

“Qué mujer más irrazonable”, murmuró Andrius antes de dirigirse a la clínica del doctor Artemis.

Él ya tenía una idea de qué regalarle a Jane o a la dama Montecarlo.

Él no tardó en llegar a la clínica del doctor Artemis.

Antes de esto, Andrius solo había fabricado la píldora para una persona: Un reputado general que servía en el frente occidental. Fue herido durante sus días de juventud, por lo que tras envejecer, su cuerpo había empezado a torturarle con todo tipo de dolencias.

Tras enterarse de su condición, Andrius había decidido fabricarle la píldora. Esta sería la segunda vez que preparaba la píldora para alguien.

“¡Es una buena píldora!”. El doctor Artemis vio la píldora y asintió con aprobación la cabeza mientras se sobaba la barba. Él conocía bien la píldora, pero como no era tan hábil como Andrius, se benefició de ver el proceso.

Andrius le sonrió y metió la píldora en una caja.

“¡Señor doctor!”.

Como Andrius ya había terminado la píldora, Lyra dijo: “¡Aprendí a hacer un nuevo platillo recientemente! ¡Es pescado agridulce! ¿Quieres cenar mañana?”.

“Lo siento, no puedo”. Andrius entonces explicó: “Tengo que ir a la capital por unos cuantos días. No puedo probar tu nuevo platillo”.

“Oh, ya veo…”. Lyra se veía decepcionada.

“Doctor Artemis, Lyra, se hace tarde. Tengo que regresar a casa”. Andrius les asintió y se fue con la píldora.

“¡Adiós, señor doctor!”. Lyra lo acompañó a la salida y se quedó en un trance.

“¿Lyra? ¿Lyra?”. Tras notar que la muchacha se perdía en sus pensamientos, el doctor Artemis se rio. “¿Te has enamorado de Andrius?”.

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