La Esposa de Lobo romance Capítulo 401

Una esbelta figura entró en la habitación. Se trataba de Rainbow, quien se quedó atónita al ver a Andrius.

Las manos de Andrius se congelaron en el aire mientras su cuerpo se petrificaba.

“Ejem…”. Él se aclaró la garganta con incomodidad y explicó: “Luna no está durmiendo bien, así que… solo quería quitarle el abrigo…”.

La mente de Rainbow se llenó de pensamientos al instante. Parecía que Andrius y Luna debían haberse acostado juntos; de lo contrario, él no estaría explicando lo ocurrido de una manera tan extraña.

Si este era el caso, ¡entonces Rainbow no podía dejar que su relación progresara más!

Cuanto más estrecha fuera su relación, menor sería la posibilidad de divorcio, lo que significaría que sus probabilidades de conseguir a Andrius serían infinitamente menores.

“Permíteme”. Rainbow se acercó.

Andrius se apartó con incomodidad, pero cuando recobró la compostura, notó algo extraño.

Rainbow era terriblemente meticulosa. Le quitó la chaqueta sucia a Luna, le limpió la cara con una toalla caliente y llevó a su prima a la cama antes de envolverla con una gruesa manta para cubrir toda su piel expuesta.

“¡Listo!”. Rainbow aplaudió y dijo con una sonrisa brillante: “Andy, descansen. Buenas noches…”.

“Buenas noches”.

…

A la mañana siguiente, cuando Luna abrió los ojos, notó que su ropa estaba cambiada.

Un escalofrío le recorrió la espalda al instante y se le puso la piel de gallina. Ella miró a Andrius, que dormía a su lado.

Ella no dudó ni un segundo antes de agarrar su almohada y pegarle con ella en la cabeza al hombre mientras gritaba: “¡Andrius Moonshade, eres un pervertido!”.

Incluso dormido, Andrius permanecía alerta, por lo que abrió los ojos de inmediato y evaluó su entorno.

¿Qué clase de preguntas eran esas?

Andrius se quedó tan atónito que no supo qué decir.

“¡N-NO!”. Andrius negó fuertemente con la cabeza. “¡No me interesan las mujeres!”.

¡Tch!

Rainbow chasqueó la lengua antes de cambiar su tono de voz a uno seductor mientras coqueteaba con él. “Andy, dijiste que no te interesan las mujeres, pero tienes los ojos bien cerrados. Abre los ojos y mírame.”

“Si puedes mirarme sin pestañear, creeré que no te interesan las mujeres. Mi cuerpo no está nada mal comparado con el de Luna”.

¡Ningún hombre era capaz de resistir esa tentación!

¡Ella era seductora y tentadora!