La Esposa de Lobo romance Capítulo 423

Luna bajó la mirada y respondió avergonzada: “La Corporación Luna Nueva no tiene tantos recursos, así que no tenemos ninguna receta preparada aún”.

El Rey Lobo asintió, entonces colocó un trozo de papel frente a ella y dijo: “Entonces aquí tiene una receta. Considérala un regalo por nuestra reunión”.

¿¡Una receta del Rey Lobo!?

No solo había podido conocer al Rey Lobo en persona, sino que también le había dado una receta.

¡Qué honor!

Luna por poco gritó, por lo que se tuvo que forzar a respirar hondo para reprimir el impulso: “¡Muchas gracias, Rey Lobo!”.

Ellos hablaron por unos momentos antes de que el Rey Lobo dijera: “Señorita Crestfall, debo atender algo más. Creo que puede retirarse por sí misma”.

La felicidad usualmente no dura mucho. El Rey Lobo le había pedido que se retirara y se estaba preparando para retirarse.

La cabeza de Luna se llenó inmediatamente de todo tipo de pensamientos.

Después de un duro combate con sus propios pensamientos, ella reunió el suficiente coraje para preguntar: “¡Rey Lobo, por favor! ¿Puedo…?”.

Ella se mordió el labio inferior de manera seductora. Con su mente siendo inundada por la esperanza y sus ojos brillando con ella, ella preguntó: “¿Puedo ver su verdadero rostro?”.

El Rey Lobo se detuvo y respondió: “Aún no es el momento”.

Tras decir esto, él salió de la oficina y dejó a Luna sola y decepcionada.

Afortunadamente, la decepción no duró mucho. Después de todo, reunirse con el Rey Lobo ya había sido todo un honor.

Esta había sido la primera vez que se veían, pero definitivamente no sería la última.

Una amplia sonrisa se podía ver en el rostro de Luna.

¡Estaba emocionada!

Entonces salió de la oficina y se retiró del edificio.

“No, yo solo…”. Andrius tenía una expresión sombría en su rostro mientras intentaba explicarse, pero no tuvo la oportunidad de hacerlo.

“¡Suficiente!”, lo interrumpió Luna. Entonces dijo con un tono audaz: “¡No tengo miedo de decirte que estoy aquí para ver al Rey Lobo! Como dije antes, puedes perseguir tu propia felicidad y no me importa con cuantas mujeres te estés viendo, pero yo también tengo el derecho a perseguir mi propia felicidad. ¡No tienes el derecho de interferir con mi vida! ¡No olvides que solo estamos fingiendo estar casados! ¡No vuelvas a seguirme otra vez!”.

La mujer se dejó llevar tanto por su sentido de justicia ciega que culpó a Andrius de todo.

¿Por qué el Rey Lobo la acosaría? ¿Acaso él tenía tanto tiempo libre en sus manos?

Andrius no sabía cómo reaccionar y tampoco quería discutir con ella.

¡Brrrum!

Como Andrius no respondió, Luna se dio media vuelta para dirigirse a su coche y retirarse. El coche desapareció en el cruce, dejando a su paso una nube de humo del motor en el aire.

Andrius se subió a la bicicleta eléctrica y se dirigió al garaje de Noir.

“Andy, ¿dos pintas?”. Noir sonrió mientras llevaba el alcohol a la mesa.