La Esposa de Lobo romance Capítulo 455

Zenith era una persona elocuente.

Confiaba solo en sus palabras y su dinero para engañar a esas chicas en el extranjero y someterlas a su voluntad.

Además de sus rosas románticas y la tentación del dinero, ninguna mujer podría rechazar su confesión sincera.

Pero Luna ni siquiera le habló. Prefería un hombre como el Rey Lobo, un hombre poderoso que estuviera en la cima del mundo, no un chico con una lengua elocuente que creía saber mucho sobre las mujeres.

Era incomparable al Rey Lobo.

"Luna, ¿por qué el silencio?". Harry le señaló con la mirada tras notar su silencio. Dijo en voz baja: "El Joven Amo Mangold es de los Mangolds, una familia rica de la capital...".

Antes de que Harry pudiera terminar, un gran grupo de personas irrumpió en la casa.

George y Dick guiaron al grupo de personas, que eran el resto de los Crestfall.

"¡Luna!".

"Internet está acabando con la Corporación Luna Nueva. Perdimos toda nuestra reputación y tu tiempo se está acabando. Creo que no deberías confiar en Andrius para resolver este asunto. ¡Date prisa y discúlpate con el Señor Kerr!".

"¡Sí! ¡Ve a disculparte con el Señor Kerr!".

Todos rodearon a Luna.

Colin y otro de sus primos se acercaron a Luna e intentaron arrastrarla al coche para enviarla a donde Timothy.

Zenith estaba encantado porque esta sería su oportunidad. Se acercó y se puso delante de Luna.

"¿Qué es esto? ¿Qué le hacen? ¿No pueden sentarse y hablar? ¡Todos ustedes son familia!".

Colin no reconoció a Zenith, pero sí al Rolls Royce y a los Bentleys que estaban fuera de la casa. Por eso, en lugar de atacarlo, Colin simplemente le gritó: "¿Quién eres? ¿Por qué te metes en nuestros asuntos familiares?".

"Escucha con atención. Soy Zenith Mangold, de la capital", dijo Zenith con orgullo, anunciando su nombre y su estatus.

¿Los Mangold de la capital?

Las palabras sorprendieron a Colin y a Dick. Los Mangold eran más fuertes que los Kerr, y no había forma de que los Crestfall se permitieran ofenderlos.

Colin paró y preguntó tímidamente: "¿Qué hace aquí, Joven Amo Mangold?".

Zenith lo ignoró. Se giró hacia Luna con una sonrisa y le dijo: "Luna, mientras yo esté aquí, nadie podrá forzarte a hacer algo que no quieras".

¡A las mujeres les encantaba la sensación de seguridad!

Él creía que había llenado el ambiente con la mayor seguridad que podía ofrecer.