La Esposa de Lobo romance Capítulo 61

Al instante siguiente, se quedó horrorizado como si hubiera visto un fantasma.

Andrius noqueó a un hombre de un solo puñetazo, dejándolo indefenso.

Los demás hombres saltaron hacia delante para rodear a Andrius.

Andrius asestó una patada giratoria que hizo que todos salieran despedidos hacia atrás con espuma y sangre brotando de sus bocas.

Esa sola patada les arrancó casi la mitad de los dientes de la boca.

El resto se quedó horrorizado ante los explosivos movimientos de Andrius.

Andrius tendía a pasar desapercibido, pero cuando decidía actuar, lo hacía de forma impactante. Saltó hacia delante, noqueando a los hombres con un puñetazo cada uno.

En menos de dos minutos, cada uno de los hombres musculosos fue noqueado.

"¡Increíble!". El Gordo Frank estaba atónito. Alargó el tono mientras sus ojos brillaban de emoción. "¡Jefe, usted es el maldito Dios de la Guerra!".

Connor estaba atónito.

Andrius era feroz y veloz, y noqueó a una docena de hombres musculosos en menos de dos minutos.

Sin embargo, no se dio por vencido todavía. Treinta millones era mucho dinero, y mucha gente sin duda correría el riesgo. Connor era esclavo del dinero y haría cualquier cosa por conseguirlo.

Tenía un aspecto feroz mientras sacaba una pistola del cajón. Quitó el seguro y apuntó a Andrius.

"¿Y qué si sabes pelear? Tengo una pistola". Connor miró fijamente a Andrius y mostró una sonrisa feroz. Apretó el gatillo y gritó: "¡Arrodíllate!".

¡Bang!

Una ráfaga de humo salió del cañón.

El Gordo Frank quedó horrorizado por el disparo, que le hizo caer al suelo de espaldas.

Entonces pensó en Andrius. Levantó la vista y vio una escena sorprendente.

Connor parecía ansioso. Quería huir.

Mientras se negara a firmar el contrato, no podrían hacerle nada con respecto a los terrenos que ocupaba su fábrica.

Sin embargo, estaba dentro de la oficina con Andrius y el Gordo Frank de pie en la entrada. No había ningún lugar al que pudiera huir. Un rápido pensamiento más tarde, se dio cuenta de la ventana detrás de él y decidió huir de allí.

Por desgracia, Andrius le agarró por detrás del cuello y le tiró al suelo. Le pisó la mano y le preguntó: "¿Te vas o no?".

Tal y como se habían desarrollado las cosas, Connor no se atrevió a seguir negándose. "¡Sí! ¡Me mudo inmediatamente! Firmaremos el contrato ahora mismo".

"¿Cuánto es?".

"¡Tres millones! ¡Tres millones!", dijo Connor con ansiedad.

Andrius sonrió alegremente a Connor. "¿Quién te ha dicho que son tres millones?".