LA ESTRELLA DE MI VIDA romance Capítulo 77

—Vale, vamos a dormir juntos.

Mirando la cara roja de Isabella, Gustavo sonrió.

Se sorprendió Isabella y levantó la cabeza a mirar los ojos de él con alegría.

Después del registro casado, ellos dormían separados. En este momento, ella se esperó que durmiera en su abrazo amoroso con tranquilidad.

Después del traslado, Gustavo estaba arreglando la casa. Afirmó el tiempo en el reloj de pulsera y notó que tenía que ir a trabajar. Solo quedaba Isabella haciendo el arreglo. Aun en una tan corta distancia, Isabella le seguía a la puerta con sonrisa como siempre.

En la ida de la empresa, Gustavo se encontraba a una antigua casa de empeños con la historia de diez años.

Gustavo se vaciló en la puerta de la casa de empeños, pero finalmente decidió a entrar. Quitó el reloj de la muñeca mientras sacó una caja de la cartera y la dejó en la mesa.

El patrón cerca del mostrador los tomó y los revisó detenidamente, dijo:

—El reloj, 30 mil. La pluma, 15 mil.

—¡Qué bajo! —Gustavo frunció el ceño.

—Sí, el reloj y la puma son de alta marca, pero el precio ya es bastante alto. Sea más baja en otros lugares.

El patrón se mostró que no daba importancia.

Gustavo reflexionaba en ceño. El próximo mes comenzaría a pagar el préstamo. Era insuficiente aun con todo el salario. Además, tendrían los gastos de vida.

Para Isabella, él los empeñó.

El reloj era del amigo quien se lo regalaba después de ganar el primer dinero. Y la pluma era un regalo de cumpleaños que se la daba Abril seis años antes cuando eran novios. En aquel tiempo, Abril era una chica y le decía que ella compraba el regalo con los dineros que había acumulado. Creía que él lo valía porque ella le amaba.

Pero ahora Gustavo creía que él fuera inútil, ya que mantenía la vida mediante empeñar el regalo de su ex.

Gustavo acabó de salir, Abril apareció de la esquina cercana mirando a la figura desaparecida pensativamente. Ella quería saber qué hacía aquí Gusti.

Viendo que Gustavo se había ido, ella entró en la casa de empeño para preguntarlo.

Al comienzo, el patrón se lo ocultó a ella con palabras ambigua, pero cuando Abril sacó una tarjeta para comprar los que se habían empeñado por Gustavo, el tendero la trató con risa amablemente,

—El hombre parece pobre.

Esperando el pago el patrón dijo.

Capítulo 77: Vamos a dormir juntos 1

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