Capítulo 1709
Ya no pudo contener su ira.
Los ojos de Caprice parpadearon. “¿Papá te intimidó de nuevo?”
Sherry no quería que su relación con John afectara a la niña, así que dijo: “No. simplemente no me gusta a él."
Caprice estaba desconcertado
John, que estaba escuchando a un lado, simplemente frunció los labios. Su auto estaba un poco más lejos del bosque.
Cuando finalmente salieron del bosque, Jason bajó del auto y abrió la puerta. para ellos.
Sherry llevó a Caprice al auto y simplemente se sentó a un lado sin moverse más, luciendo arrogante.
Juan sonrió. Fue al otro lado del auto y se subió.
Pronto, el automóvil salió de la finca y se dirigió al centro de la ciudad. Estaba tranquilo dentro del automóvil.
Sherry todavía estaba disgustada por la presencia del hombre. O miró por la ventana o miró a Caprice en sus brazos. Ni siquiera dedicó una mirada al hombre, y mucho menos hablar con él.
John simplemente se reclinó perezosamente y la miró con una mirada hechizante.
Aparte de él, incluso Caprice, que estaba en su regazo, la miró con los ojos muy abiertos. Miró el cabello de Sherry y luego su maquillaje antes de bajar la mirada al vestido.
Luego, la niña curvó los labios mientras miraba el vestido de lentejuelas. Ella dijo con su voz adorable, Mami, te ves tan hermosa hoy”.
La frustración de Sherry se desvaneció un poco cuando se encontró con los ojos inocentes de la niña. Acarició la mejilla de la niña y dijo: "Gracias, Caprice".
Capricho sonrió. "De nada, mami".
Sherry abrazó a la niña con fuerza.
El hombre a su lado continuó mirándola, sin mostrar intención de apartar la mirada.
Las palabras de Caprice lo desanimaron un poco. Luego evaluó a Sherry de arriba a abajo. Sus labios se curvaron y dijo: "Eres realmente hermosa".
Instantáneamente, la frustración desvanecida regresó.
Ella lo fulminó con la mirada, pero él la miró con una sonrisa amable y cautivadora.
Sherry quería estrangularlo vivo, pero no quería asustar a la niña en su regazo. Hizo todo lo posible para ajustar sus emociones y articuló con los labios: "¡Solo espera!"
Juan sonrió. “Siempre te he estado esperando”.
Sherry se atragantó y casi se ahogó con su respuesta.
Justo antes de perder el aliento, las suaves manos de la niña tocaron su rostro. “Mami, no te enojes con papi”.
¿Qué más podía hacer Sherry?
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