La Fuga de su Esposa Prisionera romance Capítulo 111

Cuando estaba a punto de terminar su jornada laboral, Zulema seguía ajustando algunos detalles del diseño cuando de repente escuchó un alboroto en la entrada, levantó la vista y vio a Roque entrando rodeado por un grupo de personas. ¡Qué hacía él en el Departamento de Joyería! Recordó las conversaciones entre él y Reyna, esas en las que decían que quizás él estaba encantado por ella, aquello hizo que el corazón de Zulema se acelerara sin motivo. Nunca había intentado seducirlo, al contrario, prefería mantenerse lo más alejada posible.

¿Cómo es que él podía sentir algo, aunque fuera un poco? ¿Sería solo un instinto masculino?

Zulema desvió la mirada y continuó con su trabajo. Quién sabe que quisiera hacer allí

"Zulema", la llamó Roque por su nombre. Cuando el gran jefe llamaba a uno, ¿cómo podrías no responder?

Con la mirada curiosa y comprensiva de sus compañeros, Zulema se levantó: "Aquí estoy".

"Ven".

¿Qué? ¿Qué pretendía Roque haciendo eso en público, acaso quería más rumores?

"Señor Malavé, todavía tengo trabajo pendiente".

"Ya es hora de irse, lo terminas mañana".

"Pero..."

Roque ya se había dado la vuelta y la multitud le abrió paso automáticamente. Bajo la atenta mirada de todos, ella siguió a Roque de mala gana y juntos salieron de la empresa.

Ya en el coche, Zulema no pudo resistirse y le preguntó: "¿Qué quieres, Roque?".

"A llevarte a casa".

"Tengo piernas muy saludables, puedo ir por mi cuenta".

Él se sacudió una mota de polvo de la manga: "Esta noche vamos a la Antigua Mansión de los Malavé".

"Podrías haberme mandado un mensaje o decírselo a Saúl", le respondió Zulema.

"¿Tanto te molesta que vaya al Departamento de Joyería a buscarte?".

"¿No has oído los chismes que corren entre los compañeros de la empresa sobre nosotros?".

Roque arqueó una ceja: "No".

"Porque nadie se atreve a chismear en mi presencia".

Zulema se quedó sin palabras. "Pues ahora te informo, hay quienes dicen que me mantienes, y muchas cosas más"´.

Roque reflexionó unos segundos: "No están del todo equivocados".

"¿Hmm...?"

"Comes de lo mío, vistes de lo mío, vives en lo mío", Roque le explicó: "En efecto, soy yo quien te mantiene".

"¡Soy tu esposa! ¡La que tú trajiste a casa! ¡Con certificado de matrimonio y todo! ¡Somos un matrimonio legal! ¡Es porque tú ocultaste nuestra relación que empezaron los rumores!". Zulema estaba indignada. ¿Qué significaba eso de mantener? Ella tenía manos y pies, era una mujer independiente de la nueva era, capaz de valerse por sí misma. Fue Roque quien le había cortado las alas, quien no la dejó volar, y en ese momento decía que él la mantenía. ¡Qué absurdo era lo que él decía!

Roque la miró con calma mientras ella se exasperaba, después de un rato, soltó un "Ah". Ella estuvo a punto de explotar de la frustración, pero se giró para mirar por la ventana, ignorándolo.

El coche entró en la Antigua Mansión de los Malavé.

Claudio, radiante de felicidad, apenas la vio le preguntó: "¿Cómo te sientes últimamente? Debes cuidarte bien, todavía no se nota la barriga y ya estoy impaciente".

Capítulo 111 1

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