La Fuga de su Esposa Prisionera romance Capítulo 130

Zulema incluso podía oír el sonido de las gotas de líquido cayendo por el tubo del suero, desolada y sin ánimo, así se sentía en ese momento.

Roque estaba sentado en el sofá con la laptop en sus piernas, ocupándose del trabajo. Era la primera vez que no iba a la oficina desde que había asumido como presidente del Grupo Malavé, todo por culpa de Zulema.

Qué lástima, porque ella ni siquiera lo apreciaba.

Roque miraba la pantalla del ordenador, pero se sentía inquieto y no lograba concentrarse en su trabajo. Después de responder un mensaje de Saúl y enviar algunas instrucciones, sus dedos se quedaron inmóviles sobre el teclado, hasta que apareció un mensaje de Eloy.

[Rocky, ¿qué está pasando?]

[No te metas]

[¿Zulema ya despertó?]

[Hmm bien]

Eloy comenzó a mandar mensajes sin parar, preguntando qué había pasado y cómo estaba la situación, pero Roque no respondió ni uno, cerró la laptop y la dejó a un lado, presionando su frente con fuerza. Al levantar la vista, Zulema ya se había dormido, estaba con la cabeza ladeada y los ojos cerrados, luciendo muy tranquila.

El suero tenía componentes para dormir y, sumado al agotamiento por la agitación que había tenido, la habían dejado rendida.

Roque se acercó a ella y le acomodó la cobija, solo cuando ella dormía, había esa tranquilidad y armonía entre ellos. Pero en cuanto ella abriera los ojos, era pelea segura.

"¿Cuándo vas a calmarte un poco?", Roque miraba su rostro dormido. "Con que sea un poco, ya estaría bien". Se dio la vuelta y salió de la habitación.

En el momento en que la puerta se cerró, Zulema abrió los ojos, miró el techo durante mucho tiempo sin parpadear. Finalmente, por la sequedad y el dolor, cerró los ojos, el corazón le dolía tanto que le costaba respirar.

Desde afuera llegaba la voz baja de Roque, que no pudo entender bien, seguido por el sonido de sus pasos alejándose, ella se levantó de la cama y abrió la puerta de la habitación.

"Señora", el guardaespaldas se sorprendió. "Usted..."

Ella salió sin mostrar emoción alguna.

"El señor Malavé ordenó que no puede salir", el guardaespaldas se puso frente a ella. "Señora, está usted débil, por favor vuelva a la habitación a descansar".

"¿Y si decido irme?", preguntó Zulema.

"Por favor, no nos ponga en esta situación".

Zulema se quedó callada, podía ser caprichosa y enfrentarse a Roque, pero no podía arrastrar a esas personas con ella, ellos también solo estaban cumpliendo órdenes.

Asintió Zulema. "Solo quería algo de fruta, nada más".

El guardaespaldas respondió de inmediato: "Voy a comprarlo ahora mismo, ¿qué le gustaría?".

"Manzanas".

"Enseguida, señora. Espere un momento, por favor".

Zulema regresó a la habitación y pronto llegaron con una gran canasta de frutas frescas que casi no cabían en la mesa.

"Quiero una manzana pelada", dijo Zulema. "¿Dónde está el cuchillo para frutas?".

"Aquí tiene".

Zulema se sentó en el sofá y empezó a pelar la manzana con calma.

"¿Dónde está Roque?".

El guardaespaldas negó con la cabeza: "No podemos indagar libremente sobre los movimientos del señor Malavé".

"Pásame el teléfono, le llamaré".

Capítulo 130 1

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