Después de cenar, Fernando Suárez llevó a Yoli a dar un recorrido por toda la casa y finalmente llegaron a la terraza en la azotea.
"Ahora ya es tarde y no se ve muy bien. Si fuera de día, podrías ver hermosas flores, arroyos, y montañas a lo lejos. Yoli, si tienes tiempo, deberías venir a verlo."
"Está bien." Yoli miró el reloj, su voz suave, "Es tarde, debería irme."
"No te vayas..." Fernando Suárez estaba algo reacio, "¿Podrías quedarte un poco más?"
"Te visitaré otra vez."
Al ver que Yoli se iba, Fernando Suárez rápidamente hizo una señal al mayordomo Sr. Ariel, quien inmediatamente entendió y secretamente ordenó a los sirvientes que se prepararan.
Cuando Yoli estaba caminando tomada de la mano de Ramón, al llegar al salón en el primer piso, todas las luces de la mansión se apagaron repentinamente.
"¿Qué está pasando aquí?" Fernando Suárez fingió no saber, "¿por qué se cortó la luz de repente?"
"Es extraño, hemos vivido aquí durante muchos años y nunca hemos tenido una situación así. Iré a ver qué pasó. Por favor, espere un momento, regresaré pronto", Ariel simuló desconocer la causa y se fue rápidamente.
"Ramón, lleva a Yoli al sofá para sentarse un rato." Fernando Suárez se giró hacia otro de los sirvientes, "Trae algunas velas y luces de emergencia."
"Señor, ¿no guardaba usted varias linternas de emergencia muy bonitas?", uno de los sirvientes preguntó con una falsa curiosidad.
"¡Es cierto, vayan a buscarlas!" Fernando Suárez también encontró una excusa para irse.
En el salón solo quedaron Ramón y Yoli.
Ramón sonrió, sabía que la mansión tenía un generador de respaldo, incluso si se cortaba la luz, no debería haber quedado completamente a oscuras.
¿El abuelo estaba intencionadamente creando una oportunidad para que estuvieran solos?
Después de esperar un rato, Yoli miró el reloj, "Ya son las ocho y media, deberíamos irnos."
Si se quedaba demasiado tarde, sus padres se preocuparían.
Ramón la atrajo hacia él, "Es temprano, quédate un rato más conmigo."
"Ya he estado contigo mucho tiempo hoy."
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