La mamá disfrazada romance Capítulo 1

—Ugh...

En el momento en que Natalia Nava se despertó, sintió que su cuerpo le dolía como si se estuviera desmoronando.

Estaba por completo desnuda bajo las sábanas, con la piel pálida llena de chupetones. Eran tantos que no podía soportar ni siquiera mirarlos.

«¿Qué es esto?».

De repente, el recuerdo de una escena de vapor de la noche anterior pasó por delante de sus ojos.

Había entrado en la habitación en un estado semiinconsciente y había sido violada por un desconocido durante toda la noche.

El hombre no había prestado atención a sus gritos y súplicas mientras la reclamaba como suya.

Natalia se vistió y se levantó de la cama con las piernas temblorosas, decidida a encontrar al cabr*n que le había quitado la virginidad.

Sin embargo, el hombre no estaba a la vista. Lo único que encontró fue un pendiente de plata en forma de cruz sobre la cama.

«¿Lo dejó ese hombre?

Natalia se guardó el pendiente y se dispuso a salir de la suite cuando la puerta fue abierta de una patada desde el exterior.

Tomás Nava, de casi cincuenta años, entró furioso, seguido de la hermana gemela de Natalia, Yanara.

—Papá, Yanara... —Natalia palideció enseguida.

—No viniste en toda la noche y pensamos que te había pasado algo. ¡Quién iba a decir que ibas a estar tonteando con un hombre en un hotel! —Tomás señaló con el dedo a su hija mientras le reprendía en voz alta.

Yanara, por su parte, gimoteó:

—¡Esta vez sí te pasaste, Natalia! ¡Papá, la tía Yolanda y yo casi nos volvemos locas buscándote!

Natalia negó con la cabeza de manera enérgica.

—N…No, no lo hice.

—¿No tienes vergüenza? ¿Tienes esas marcas en el cuello y en las extremidades? ¿Y todavía te atreves a decir que no lo hiciste?

—Alguien me tendió una trampa, papá. Tampoco tengo idea de cómo sucedió esto.

Al ver que Natalia seguía defendiéndose, Tomás agarró el cenicero que tenía al lado y lo lanzó hacia ella.

¡Pras!

Antes de que ella pudiera reaccionar, tenía otra herida en la frente. La sangre comenzó a brotar de ella de manera continua, escurriendo por su cara.

—¡Acabo de acordar tu matrimonio con el Señor Quintero, Natalia, y ve lo que hiciste! Ahora que ya no eres casta, ¿cómo le voy a explicar esto?

Natalia abrió los ojos con incredulidad.

—Jacobo Quintero tiene casi sesenta años, y sus tres anteriores esposas están muertas. Y, aun así, ¿quieres que me case con él?

—¿Eso que tiene de malo? Deberías sentirte honrada de poder casarte con él. —Tomás se agarró al brazo de Yanara con una mirada de decepción—. Por suerte, Yanara y tu sólo se parecen físicamente y no también en la moral. Tu comportamiento avergüenza a toda nuestra familia.

Yanara miró de reojo a su hermana con desprecio.

Capítulo 1 Odio encarnado 1

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