—Eso es trampa, no se vale. —La voz de Ónix salió enojada, miraba a los chicos frente a ella y pedía apoyo mirando a su amiga también. —¡Apóyame! —El coraje estaba apoderándose de ella, era muy competitiva y más en ese momento.
—No puedo apoyarte, estoy de su lado. —La chica bufo enojada soltando las cartas.
—Mala perdedora. —Le dijo David, uno de los alfas que eran parte de su círculo de amigos, aquel chico había sido el primero en el que se había fijado, había robado su atención desde que tenía catorce, pero en el momento en que encontró a su omega ella desistió de ello.
—Juguemos otra cosa mejor. —La voz de su amiga salió emocionada y todos asintieron en su dirección, Ónix tomo de su jugo y miro a su frente encontrándose con los ojos de David en ella, le regalo una sonrisa y el de inmediato se la devolvió.
—Juguemos verdad o reto, ¿sí? —Propuso uno de los chicos y todos asintieron eufóricos.
—No, yo creo que no. —La voz de alfa resonó en el lugar y todos bajaron la cabeza con sumisión, ¿hacia cuanto estaba allí? —Vamos a casa Ónix, ahora. —En aquel momento no se podía permitir pedir perdón, ya que, nadie podía ayudarla. Se puso de pie enfrentando a Hades, este la miraba serio, sus ojos la repasaron y gruño ante su vestimenta. Se sintió pequeña en su lugar.
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