NARRADOR.
—Vamos Nea te he deseado por mucho tiempo, déjame tenerte.
Logan Ackerman susurraba al odio de la chica que lucía temblorosa y jadeante entre sus brazos, Nea era la hija del hombre que él más odiaba en el mundo, y ahora con todo el rencor y la rabia corriendo por su venas estaba allí seduciendo lo más preciado para Antón Lyon, el culpable de la muerte de sus padres.
Alimento aquel odio por años, creció por ello y se convirtió en quien es por ellos. Es conocido en el bajo mundo como el “Villano” un hombre cruel, temible y despreciable, pero él sabía cómo ocultar muy bien esas cualidades como él mismo las llamaba, frente aquellos que lo ameriten y Nea es una de esas personas.
—Logan….
Nea soltó un hilo de voz apenas audible, las manos de Logan sujetaban su cuerpo con demanda, el calor de las mismas parecían quemarle, como aquel toque que se calaba en lo más profundo y robaba todo, hasta el saber cómo respirar.
—Sé que lo deseas, tu cuerpo lo dice —Succiono sus labios mientras colaba sus manos bajo la basta del vestido de ella rozando su humedad sobre la tela de las bragas —Tus ojos no mienten Nea, tu intimidad tampoco, estás empapada y lista para mí.
Nea por su parte estaba al borde de perder la cordura, Logan se había metido en su cabeza, en su corazón y un poco más allá, tanto que había roto la única regla de su padre impuesta para ella, alejarse del villano. Pero como todo lo prohibido era más tentador, con ella no fue diferente.
El preciso instante en que su camino se topó con aquel hombre de un metro noventa, cabellos castaños y ojos café que se parecían estar incendiando las advertencias fueron anuladas de su cabeza, ahora estaba apunto de entregarle lo más preciado que poseía, su pureza, su primera vez, su primer amor, su primer todo, creyendo que aquel hombre que ahora devoraba su clavícula con demanda la amaba.
Las palabras no hicieron falta, la aprobación tampoco, allí en aquel cuarto de hotel Nea se entregó plenamente, sin ningún tipo de reservas y miedo, Logan tomó de Nea todo lo que deseaba, todo aquello que necesitaba, sin esperarlo esa noche fue diferente y única para él. ¿Motivo? pues se había enamorado de ella y lo que empezó como una venganza cruel terminó por envolverlo, someterlo y dominarlo a tal punto que ahora empezaba a sentirse atado a ella, tanto que lo que estaba por hacer lo desgarraba, lo rompía pero había hecho una promesa a la cual no podía faltar.
—Debo volver a casa.
Nea dijo con su cabeza acomodada en el pecho de Logan, su cuerpo tenía una sensación extraña y diferente, la emoción en su interior era tanta que solo podía suspirar y aferrarse al cuerpo del hombre que permanecía callado.
—Quédate un poco más, déjame disfrutar de tí.
De un envión el cuerpo de Nea quedó apresado contra el colchón, Logan se hizo espacio entre su piernas y sin decir nada más se volvió apoderar sus labios. Las uñas de Nea se enterraron en su espalda mientras él la devoraba con desesperación, con ansias, con deseo frustrado, con cada toque sus fuerza, la rabia y dolor de años se fue desvaneciendo, en ese instante en dónde se volvía uno con ella todo lo que había en su cabeza eran los sentimientos y la sensaciones inexplicables que aquella chica le provocaba.
Para Logan todo aquello era nuevo, nunca nadie lo había hecho desear tanto, añorar y mucho menos amar, pero allí estaba entrando una y otra vez sin ganas de terminar, deseando quedarse así con ella, justo con la mujer que debía odiar.
El amanecer llegó y con ella la cruel realidad de Nea que pensó que después de lo sucedido Logan iría con su padre y formalizaría la relación que habían llevado por meses.
Después de vestir Logan la hizo subir al auto y mientras él auto recorría las calles de la ciudad, Logan aspiró aire y dejó a salir al desalmado villano.
—¿Alguna vez te has preguntado porque me llama villano? —Le cuestiono a Nea.
—Por ser cruel y desalmado, es lo que se dice de tí, pero eres más que eso Logan, solo es una fachada —Respondió ella con calma.
—Y qué tal si te dijo que la única fachada es el hombre bueno y cariñoso que te he mostrado a tí —Le dijo en tono seco.
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