—No llores, amor, que me partes el corazón —le dijo Jacob llevando su mano a la mejilla de Sasha y la acarició tratando de tranquilizarla.
—Es imposible no llorar si estoy feliz de que estés consciente de nuevo.
—Tendrás que reposar unos días en casa sólo para estar seguro de que no te volverán a drogar —dijo la abuela.
—Te daré el alta para que vayas a casa a descansar, iré a visitarlos mañana con Elisa —dijo José y luego salió de la habitación después de despedirse de la abuela.
—¿Quién es Susan? —le preguntó la abuela a Jacob.
—La representante de una compañía con la que haremos una cooperación. ¿Por qué preguntas mamá Lourdes?
—Solo curiosidad, además de que ella fue quien te drogó.
Jacob no dijo nada, Sasha le entregó el café a la abuela, después llegó José con el alta médica de Jacob y este se vistió con ropa que mandó traer Sasha. Sasha y Jacob fueron a casa y la abuela se fue a la casa Martínez. Jacob y Sasha fueron en silencio, a Jacob le pareció extraño que Sasha estuviera tan callada y pensativa, Sasha pensaba en aquella escena y cómo había dudado de su esposo.
—Un millón por los pensamientos de mi esposa —dijo Jacob y Sasha volteó a mirarlo y luego desvió la mirada por culpa.
—Yo dudé de ti esta tarde al verlos a los dos en la misma cama y parecía que estaban desnudos... yo te amo, Jacob, pero dudé de tu amor.
Jacob abrazó a Sasha:
—Cualquiera en tu lugar habría dudado....
—Les eché agua fría y después te di una cachetada, perdóname —dijo Sasha en un sollozo. Jacob la abrazó más y le dijo el brazo al subir y bajar la mano.
—No importa, además no lo recuerdo —dijo Jacob con tranquilidad.
—Eres muy blando conmigo ¿lo sabías?
Jacob se rió un poco:
—Eso es porque te amo y me gusta malcriarte.
Sasha sonrió y abrazó más a Jacob, fueron silencio el resto del camino, pero no era un silencio ínfimo, sólo que ambos querían sólo irse abrazando y ya habría tiempo para seguir hablando, cuando llegaron a la casa, Naomi los esperaba y Jacob le dijo que hoy dejarían en la habitación, la verdad es que aún se sentía cansado, después de cenar Sasha se encargó de preparar la tina para que Jacob se relajara, en lo que ella llevó lo utilizado, Jacob se metió a la tina y comenzó a sentir que era lo que necesitaba, a los minutos llegó Sasha y se metió, pero esta vez ella quedó detrás de Jacob.
—Relájate amor, es mi turno de mimarte un poco —dejó reposar la cabeza de Jacob en sus senos como si fueran una almohada. Jacob cerró los ojos mientras Sasha le limpiaba el cuerpo, era tan relajante que casi se quedó dormido, después se enjuagaron en la regadera y se fueron a acostar, Sasha abrazó a Jacob dejándolo dirigentes sus senos, ella siempre se acurrucaba en su pecho, pero ahora era turno de Jacob, ambos se quedaron dormidos.
Por la mañana Sasha despertó y Jacob aún dormía, cuando ella se movió, Jacob no despertó, lo que la preocupó y después pensó que quizá aún tenía algunos efectos en su cuerpo, tocó su frente, pero no tenía fiebre, lo que la tranquilizó, se puso la bata y salió de la habitación, bajó a la primera planta y fue directo a la cocina, ya que ella prepararía el desayuno para Jacob, pero cuando entró a la cocina, se encontró con una escena que jamás se habría imaginado. Sánchez besaba a Benítez muy apasionadamente, se puso roja y se dio media vuelta para darles privacidad, pero a medio camino recordó que tenía que hacer el desayuno, así que se devolvió.
—Creo que le gustarán unos huevos rancheros —dijo antes de entrar a la cocina y bajó la cabeza como si estuviera enumerando lo que necesitaba, cuando Sánchez y Benítez la vieron entrar se separaron, así que cuando Sasha miró hacia arriba, los vio alejados uno del otro—. Al fin regresaste Benítez, ¿qué tal te fue?
—Así es, señora, y muy bien gracias.
—Qué bueno, ¿y Naomi?
—Ella salió a hacer unas compras con López —dijo Sánchez.
—Ya veo, hoy empiezan tus vacaciones ¿no Sánchez?
—Así es señora, sólo espero a que llegue López, señora.
—Ok, bueno, me pondré a hacer el desayuno para Jacob.
Dicho esto, Sasha se puso a hacer el desayuno, hizo la salsa la cual le quedó un poco picosa, terminó de hacer el desayuno mientras Sánchez y Benítez tomaban un café, después...
—¿Y tienes novia o esposa Sánchez?
—No señora, no tengo.
—Entiendo, ¿y tú Benítez? —Sasha quería saber si era una relación o sólo uno de ellos estaba enamorado.
—Tampoco señora.
—Qué pena que ninguno tenga novia o esposa —dijo antes de irse con el desayuno, subió a la habitación donde Jacob aún dormía, Sasha dejó a un lado la charola y pasó la mano por la frente de Jacob.
—Despierta, dormilón —dijo y le dio un beso en la frente—, ya es hora de desayunar, amor.
Le besó la mejilla y después de unos cuantos besos más Jacob despertó.
—Con conatos cariños no quisiera despertar... buenos días, preciosa.
—Buenos días, guapo —Sasha le dio un beso en los labios—, ya es hora de desayunar y traje el desayuno aquí.
—Qué bien, se siente ser mimado por mi esposa —dijo Jacob incorporándose y quedando sentado en la cama, era extraño, se sentía un poco mareado.
—Te mereces ser mimado y es bueno aprovechar que no eres el mimador.
Empezaron a desayunar, Sasha miraba a Jacob quien se veía un poco frágil y le dolía, porque nunca lo había visto así, no desde que yo fallecí.
—¿Quién estará el frente de la empresa?
—Supongo que Orlando y Joel, la abuela dijo que ella se haría cargo de poner a alguien.
—Espero no haga una locura Joel.
—No lo creo... oye, ¿tú sabes las preferencias de los agentes?
Jacob frunció el ceño:
—Mientras cumplan con su trabajo, no importa su orientación sexual, ¿Por qué me preguntas?
—Sólo curiosidad nada más.
Después de terminar el desayuno, Sasha llevó los platos y la charola a la cocina donde Naomi estaba limpiando, Sasha le dijo lo que preparara para la comida y regresó a la habitación donde Jacob ya no estaba en la cama, así que Sasha tendió la cama, después se metió al baño y ya dentro se metió con Jacob en la regadera, ambos se bañaron y se cambiaron en la habitación.
Jacob fue con Sasha al jardín y esta le mostró todo lo que había hecho estos días, lo que tenía planeado que era poner rosales de guía y estos con el tiempo irían rodeando los pilares del kiosco, al mirar el jardín Jacob pensó que se veía con mucha vida, tanto él como el jardín tomaron vida gracias a Sasha, después Sasha y Jacob tomaron un poco del sol de la mañana.
—Te veías muy sexy ayer —le dijo Jacob—, ¿querías seducirme?
Sasha sonrió de lado:
—Me gusta reducirlo, general.
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