Al despertarme lance varios bostezos y me aleje de los brazos de Diego, pero esté ejerció fuerza en mi cintura.
—No me gusta que te alejes de mi
Reí fuerte —Debo arreglarme y tú debes irte porque faltan dos horas para nuestra boda
—Amor
—Amor nada vete que las estilistas no tardan en llegar—Deje un beso en su mejilla y me levanté de la cama.
Él no tardo en levantarse y adentrarse en la ducha, está vez no creí necesario colocar las gotas en su jugo y por ello las dejé en mi bolso.
Cuando el término de ducharse y vestirse se marchó no sin antes darme un beso. Esta vez fue mi turno de bañarme en lo cual no tarde más de quince minutos.
A la hora acordada llegaron las estilistas quienes arreglaron mi cabello y me maquillaron minuciosamente. También me ayudaron a colocarme el vestido porque ninguna de mis amigas aceptó ayudarme con esto.
Me realizaron un peinado alto, mi maquillaje consta con tonos pastel y el vestido me queda a la medida.
Los hombros son caídos y es bastante largo con una cola ancha. Es completamente blanco, pero posee dibujos de rosas en el abdomen en tonos grises.
Agregue al accesorio que me faltaba la cual es la medalla dorada de la Virgen que me regaló mi madre antes de morir.
A la hora indicada bajé a la sala y allí se encontraba mi padre. Él me saludo con un beso en la frente y me escolto rumbo hacía la limusina en la cual nos adentramos.
La ceremonia empezó hace exactamente diez minutos y todos están reunidos en la empresa esperándome aunque debo reconocer que es parte de mi plan el hacerlo esperar.
—¿Estás segura de esto, hermosa? —Me pregunta papá y yo asentí con la cabeza
—Seré la esposa de Diego.
No tardamos más de doce minutos en llegar a la Iglesia. Mi padre me ayudo a bajar y me escolto hacia el altar en donde él me está esperando.
Cuando mi padre me ayudo a bajar note que afuera de la Iglesia hay muchos invitados, me informaron que el novio me espera adentró y comencé a caminar hacia la entrada de la Iglesia.
Note que tiene algunas decoraciones de rosas color blanca sin dudarlo la decoradora se esmeró mucho en esta boda.
Mientras camino del brazo de mi padre puedo observar la mirada de todos los invitados quienes son su familia y la mía además de amigos cercanos a la familia y desconocidos de la farándula a quienes invito su abuela.
Me percaté de que Fernando no está aquí lo cual no me extraña porque él me advirtió que no vendría y además no quiero que Aarón presencié está ceremonia.
—Te entrego mi tesoro más preciado —Le dice papá mientras deja un beso en mi mejilla
—La cuidaré siempre, Edward —Dice el mientras toma mi mano
—Estás preciosa —Me dice el mientras deja un beso en mi mano —Sin dudas mi mujer es el ser más hermoso del universo
—Gracias mi amor
Los padrinos son Ariel y María, una de las secretarías de la empresa, pero el primero se ausentó y por ello lo reemplazo un empleado.
Las damas de honor son otras empleadas, Wendy y Margarita no quisieron participar en esta locura y sinceramente la entiendo.
Cuando Diego tomo mi mano sentí que quemaba, pero le devolví la sonrisa. Solamente centré en el padre quien está dando un discurso sobre el amor y las responsabilidades que tienen los esposos.
Le estoy pidiendo disculpas a Dios internamente por mentir al jurar amar y respetar a un hombre que odio, pero él sabe que no tengo opción y todo lo hago para obtener paz y justicia.
—¿Diego y Belinda están aquí por libre consentimiento? —Pregunta el sacerdote
—Claro padre
Yo simplemente asentí con la cabeza
—¿Están decididos a amarse y respetarse mutuamente durante toda la vida?
—Sí para toda la vida —Dice él
—Sí
—Ya que desean contraer matrimonio unan sus manos y manifiesten su consentimiento ante Dios y toda la Iglesia.
Nosotros nos reincorporamos debido a que estábamos arrodillados, los invitados y familiares nos observan. Diego y yo nos miramos a los ojos y entrelazamos nuestras manos.
—Yo Diego Valencia—Inicia él— Te tomo a ti Belinda Uriarte Galván como mi esposa, mi mujer. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Conozco esa oración porque de pequeña me encantaba presenciar las bodas.
—Ahora tu hija —Me pide el padre
—Yo Belinda Uriarte Galván te tomo a ti Diego Valencia como mi esposo. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.
—¿Diego aceptas a Belinda como tu esposa? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
—Sí aceptó
—Ahora tu hija, ¿Belinda aceptas a Diego como tu esposo? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
Permanecí en silencio durante unos segundos porque no me sale la voz y salí de trance cuando Diego apretó mi mano y escuche la voz del padre.
—Hija responde
—Sí aceptó
—Bien si alguien se opone a esta Unión que hable ahora o calle para siempre.
En ese instante me percaté de que Fernando entro a la Iglesia y me gire para verlo, pero Diego ejerció fuerza en mi brazo
—Bien ya que nadie se opone podemos continuar….
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La obsesión del CEO mafioso.