La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 59

Narrador omnisciente

Diego no tardó en descubrir que no tiene los pasaportes de Belinda en la cartera y solamente debió sumar dos más dos para comprender la situación.

Se ha dedicado a seguirla durante más de diez minutos, pero la mujer no ha hecho otra cosa más que acelerar.

—¡Belinda! ¡Detente ahora mismo! —Le grita sin césar.

—¿Le disparó, señor? —Pregunta su mano derecha.

Diego contrató a Mario hace algunos meses. Lo considera un tipo peligroso capaz de realizar cualquier tipo de trabajo ya sea robar, secuestrar o asesinar.

De hecho fue el quién asaltó a Belinda y le quito el dinero que Diego le había prestado. Es la clase de hombre que él necesita a su lado, él fue recomendado por su socio.

Diego y su padre hace años hacen lavado de dinero en la empresa y para ello tienen un socio oculto quien es uno de los delincuentes más buscados, pero se oculta tras la máscara de hombre intachable.

—No te atrevas a lastimarla.

Belinda al darse cuenta de que está perdida y no podrá llegar a su destino decide arriesgarse. Toma los documentos y el dinero de su maleta y lo oculta en su cartera.

Prosigue acelerando hasta que se percata de que está llegando al primer pueblo. Ella aumenta la velocidad, pero el coche de Diego no se queda atrás y por ello idea un plan para escapar.

Cuando visualiza un supermercado repleto de personas decide estacionarse en frente de allí y bajarse del carro con la cartera en mano.

Se dedica a correr, pero Diego y sus hombres hacen lo mismo, Belinda se adentra en el lugar sin detenerse. Su corazón se siente acelerado, siente el aire no llega a sus pulmones y su cuerpo tiembla, pero es consciente de que no puede permitir que la atrapen.

Prefiere estar muerta antes que regresar al infierno de Diego, sus maltratos, sus golpes y sus abusos, eso no es vida.

—¡Belinda! —Él no deja de gritar

Ella observa que uno de los hombres que lo acompaña lleva un arma consigo y le apunta en la espalda. Este es su fin.

No lo piensa y simplemente actúa, toma el dinero que guarda en su cartera y lo lanza al suelo.

—¡Dinero! ¡Dinero! —Exclama

Dentro de pocos segundos las personas comienzan a acercarse al sitio y tomar el dinero amontonándose lo cual les impide el paso a los hombres.

Belinda aprovecha la situación y prosigue corriendo velozmente perdiéndose entre las personas.

Corre y corre logrando salir del supermercado. Aunque sabe que es cuestión de tiempo para que sea atrapada y por ello necesita encontrar a algún policía o un celular para llamar a su familia.

No comprende ni como ni cuando, pero ha logrado llegar a un callejón vacío y solitario en el cual se encuentran dos mujeres. Al costado está sentado un niño pequeño quien no tendrá más de cinco años.

—Necesito ayuda —Le pide a la primera mujer que ve

Esta mujer se ve de unos treinta años, cabello largo y ondulado. Un vestido de cuero negro cortó y maquillaje ostentoso.

—No me interesa tu vida, niña, largo que espantas a mis clientes.

—Por favor, un hombre me secuestro y abuso de mí. Él y otros hombres me siguen. —Ella no logra contener sus lágrimas

—Ese no es nuestro asunto.

Ella se desespera al escuchar los gritos de Diego a la lejanía. Ya no tiene sentido que siga corriendo.

—Tengo mucho dinero, mi papá es millonario solamente necesito un lugar para ocultarme.

—¿De cuánto estamos hablando? —Pregunta la mujer curiosa

—El dinero que quieras, por favor, un millón o dos millones, lo que quieras.

La mujer lo piensa durante dos minutos y se decide a ayudar a la mujer que tiene enfrente. Con dos millones de dólares su vida estaría más que solucionada.

Ella oculta a Belinda dentro de un tacho de basura y le coloca la tapa ocultando a la mujer.

Dentro de dos minutos los hombres se acercan al sitio y está finge normalidad.

—¡Estoy seguro de que paso por acá! —Exclama Diego para sí mismo

—Hola guapo —La mujer se acerca a él,seductora, pero esté la empuja

—Has visto a una mujer castaña, cabello ondulado. Tenía una blusa verde y jeans cortos.

—Hoy me siento bastante amnésica

Diego furioso lleva sus manos al cuello de esta —¡No juegues conmigo, puta!

—Tranquilo, señor. Dele un fajo de billetes y verá como habla la zorra.

Él lanza unos billetes en el suelo

—Tomo el autobús de aquella esquina hace cinco minutos.

—¿A dónde va ese autobús?

—A la terminal

—¡Maldita sea! —Exclama él para si mismo

Él se alejó de la mujer junto con sus hombres. Él siente que la rabia lo invade si Belinda habla con su tío este será su fin.

—¿Vamos a la terminal señor? —Le pregunta Mario

Él niega con la cabeza —Se perfectamente a donde irá, nosotros la esperaremos.

Diego se alejó cuando comenzó a vibrar su celular. Reconoció a la perfección el número y sonrió antes de responder.

—Hola, abuelita.

Capítulo 59 1

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