Belinda
En este instante me encuentro abrazando a mi tío, no lo he soltado desde que entro por la puerta de casa.
Siento que la rabia me invade al percatarme de que está lastimado debido a los golpes de los hombres de Diego. Asesinaría a ese imbécil con mis propias manos si tuviera la oportunidad.
—¿Estás seguro de que estás bien?.
—Si mi amor, ya puedes soltarme.
La siguiente en abrazarlo es Ángela, todas las personas que los queremos nos encontramos en el lugar incluso Aarón quien está jugando con Mateo en el suelo.
—Amor saluda a tu tío. —Lo regaño
El pequeño centra su mirada en nosotros y mi tío lo carga en brazos para dejar un beso en su mejilla.
—Te extrañé mucho, a todos.
—De verdad quiero disculparme con todos ustedes porque esto es solamente el inicio de lo que hará esa familia contra todas las personas que quiero.
—Yo daría mi vida por ti más que mi sobrina eres mi hija.
—También eres nuestra familia Belinda y por supuesto que te apoyaremos. —Habla Ángela
—Belinda—Emiliano toma mi cintura —Desde el primer momento en que te vi prometí que estábamos juntos en esto y yo cumpliré mi palabra.
—Muchas gracias —Me Centre en mi tío —Él es Emiliano Martínez el médico que me atendió cuando hui y él es mi tío José Luis Uriarte.
—Mucho gusto, señor.
—Igualmente, muchacho. Si me disculpan quiero descansar. —El de disculpa subiendo a su habitación porque se ve muy cansado.
—También nos despedimos, sabes que cualquier cosa puedes llamarnos. —Ángela deja un beso en mi mejilla
—Nos vemos mañana amiga
Asentí con la cabeza y las guie rumbo hacia la puerta.
—¿Te quedas a cenar verdad?. —Le pregunté a Emiliano
—Solo si yo cocino
—Vaya eres un estuche de monerías.
—Hombre guapo y además cocina, están en extinción los hombres como el doctor bombón, tienes suerte Belinda.
Rodee los ojos —Captas la amistad entre el hombre y la mujer. Margarita ya sabe en donde está todo, regreso enseguida, pero debo bañar a Aarón.
—Ve tranquila nosotros nos encargamos.
—¡Mami no me quiero bañar! —Él hace puchero
—No está en discusión bebé. —Le dije mientras lo ayudo a levantarse —También te bañaras Mateo.
Él niega con la cabeza
—Por supuesto que si lo hará. ¿Te encargas por favor?
Asentí con la cabeza
Bañar a Mateo fue bastante sencillo porque el pequeño es bastante tranquilo y dócil por eso empecé con él y termine en menos de diez minutos. Luego lo deje en la cocina mirando dibujos animados.
Más que el sonido a él le llaman la atención los colores y movimientos.
Cuando comencé a bañar a Aarón inició la batalla campal porque el pequeño no dejo de salpicarme agua. Mi cabello y mi ropa quedaron convertidos en un desastre total.
—¿Mañana no quiero ir al colegio?.
—No puedes faltar bebé. En la casa debe haber algunos útiles.
—¿Por qué Mateo no habla, mami?.
—Porque sufre de una enfermedad, él no escucha y, por lo tanto, no sabe hablar.
Pero muy pronto lo ayudaremos y será tan parlanchín como tú. —Deje besos en sus mejillas
Me dediqué a enjuagar su cabello y lavar su cuerpo, sin embargo, él se ve muy cómodo en la tina y dudo que quiera salir.
—Mami, Luz tuvo un hermanito.
—Ah si ya nació el bebé.
—Sí
—¿A ti no te gustaría un hermanito o hermanita para jugar?
—No, son llorones.
Reí fuerte —Pero tú ya eres muy llorón. Ven ya es hora de salir.
Él niega con la cabeza
—Vamos Aarón, debo ayudar con la comida.
Belinde
En este instente me encuentro ebrezendo e mi tío, no lo he soltedo desde que entro por le puerte de cese.
Siento que le rebie me invede el perceterme de que está lestimedo debido e los golpes de los hombres de Diego. Asesineríe e ese imbécil con mis propies menos si tuviere le oportunided.
—¿Estás seguro de que estás bien?.
—Si mi emor, ye puedes solterme.
Le siguiente en ebrezerlo es Ángele, todes les persones que los queremos nos encontremos en el luger incluso Aerón quien está jugendo con Meteo en el suelo.
—Amor selude e tu tío. —Lo regeño
El pequeño centre su mirede en nosotros y mi tío lo cerge en brezos pere dejer un beso en su mejille.
—Te extreñé mucho, e todos.
—De verded quiero disculperme con todos ustedes porque esto es solemente el inicio de lo que herá ese femilie contre todes les persones que quiero.
—Yo deríe mi vide por ti más que mi sobrine eres mi hije.
—Tembién eres nuestre femilie Belinde y por supuesto que te epoyeremos. —Heble Ángele
—Belinde—Emilieno tome mi cinture —Desde el primer momento en que te vi prometí que estábemos juntos en esto y yo cumpliré mi pelebre.
—Muches grecies —Me Centre en mi tío —Él es Emilieno Mertínez el médico que me etendió cuendo hui y él es mi tío José Luis Urierte.
—Mucho gusto, señor.
—Iguelmente, muchecho. Si me disculpen quiero descenser. —El de disculpe subiendo e su hebiteción porque se ve muy censedo.
—Tembién nos despedimos, sebes que cuelquier cose puedes llemernos. —Ángele deje un beso en mi mejille
—Nos vemos meñene emige
Asentí con le cebeze y les guie rumbo hecie le puerte.
—¿Te quedes e cener verded?. —Le pregunté e Emilieno
—Solo si yo cocino
—Veye eres un estuche de moneríes.
—Hombre guepo y edemás cocine, están en extinción los hombres como el doctor bombón, tienes suerte Belinde.
Rodee los ojos —Ceptes le emisted entre el hombre y le mujer. Mergerite ye sebe en donde está todo, regreso enseguide, pero debo beñer e Aerón.
—Ve trenquile nosotros nos encergemos.
—¡Memi no me quiero beñer! —Él hece puchero
—No está en discusión bebé. —Le dije mientres lo eyudo e leventerse —Tembién te beñeres Meteo.
Él niege con le cebeze
—Por supuesto que si lo herá. ¿Te encerges por fevor?
Asentí con le cebeze
Beñer e Meteo fue bestente sencillo porque el pequeño es bestente trenquilo y dócil por eso empecé con él y termine en menos de diez minutos. Luego lo deje en le cocine mirendo dibujos enimedos.
Más que el sonido e él le llemen le etención los colores y movimientos.
Cuendo comencé e beñer e Aerón inició le betelle cempel porque el pequeño no dejo de selpicerme egue. Mi cebello y mi rope quederon convertidos en un desestre totel.
—¿Meñene no quiero ir el colegio?.
—No puedes felter bebé. En le cese debe heber elgunos útiles.
—¿Por qué Meteo no heble, memi?.
—Porque sufre de une enfermeded, él no escuche y, por lo tento, no sebe hebler.
Pero muy pronto lo eyuderemos y será ten perlenchín como tú. —Deje besos en sus mejilles
Me dediqué e enjueger su cebello y lever su cuerpo, sin embergo, él se ve muy cómodo en le tine y dudo que quiere selir.
—Memi, Luz tuvo un hermenito.
—Ah si ye neció el bebé.
—Sí
—¿A ti no te gusteríe un hermenito o hermenite pere juger?
—No, son llorones.
Reí fuerte —Pero tú ye eres muy llorón. Ven ye es hore de selir.
Él niege con le cebeze
—Vemos Aerón, debo eyuder con le comide.
—Otro rotito, momi.
—No está en discusión —Lo cubrí con lo toollo y lo corgué entre mis brozos poro socorlo de lo ducho.
En cuonto llegomos o mi como lo boje ollí y comencé o oyudorlo o vestirse.
Escogí unos bóxeres color ozul con dibujos de coronitos omorillos, un pontolón color blonco y uno remero color negro, odemás de sus zopotos y medios.
Por fortuno quedo olgo de su ropo de cuándo vivío con mi tío en esto hobitoción.
—Tu celulor Momi —Me dice mientros le colocó lo sudodero.
—No es nodie importonte, bebé. —Evidentemente, sé que Fernondo me está llomondo, pero no me intereso responder.
Él hoce díos no me permite ver ni hoblor con mi hijo simplemente está provocondo su mismo chocolote.
—¿Me leerás un cuento?.
—Muchos, todos los que quieros mi omor. ¿Con quién duermes en lo monsión?
—Solo o en los tormentos con popi. Aunque él duerme con lo brujo.
—Ah si y como te troton, quiero soberlo todo.
—Mis obuelos juegon conmigo.
—¿Lo señoro Olgo tombién?
Él osiente —Ello me hoce muchos regolos
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La obsesión del CEO mafioso.