La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 96

Narrador omnisciente

Diego agotado se recuesta en su cama, la mujer a su lado intenta darle un beso, pero está la rechaza. Para él lo que acaba de ocurrir no significa más que unas de placer.

Él cuenta las horas para que nazca su hija así podrá volver a tener a Belinda entre sus brazos. Ya ha ganado porque ella deberá ceder a todas sus peticiones y saciar sus más bajos instintos.

—¿Por qué eres así conmigo? —Se queja Verónica —No lo merezco después de todo lo que he hecho por ti

Él ríe fuerte —Tuviste tu pago por tu declaración

—No entiendo que le ven. Mariana es hermosa y distinguida por ello aceptaba compartirte, pero Belinda es tan simple y vulgar.

—Ni yo mismo entiendo que tiene esa mujer. Si lo supiera entendería la razón de mi obsesión con ella ya la habría asesinado después de todo lo que me ha hecho.

Él creyó que después de lograr acostarse con ella y sacarse las ganas le aburriría, pero fue todo lo contrario. En ese instante su obsesión creció a pasos agigantados y pensó que esa mujer le pertenecía y nunca más nadie más la tocaría.

Ni siquiera es la mujer más bella con la cual ha estado ni la más extraordinaria, pero tiene algo diferente a las demás y él no ha descubierto que es. Quizás sea el hecho de que nunca estuvo a sus pies y lo rechazó continuamente.

Él solamente es consciente de que desea devorarla por completo en su amante, su mujer, su esposa y su todo. Ser el dueño absoluto de sus labios, su piel, su cuerpo, su corazón y su ser.

Él anhela que llegue el día en el cual “Su Belinda” lo ame con locura y acepte quedarse a su lado para siempre. Desea que se le entregue sin que él tenga la necesidad de forzarla, pero ella es muy terca y nunca entenderá a quien le pertenece.

—Deberías acabar con esa zorra

Él le lanza una mirada asesina—La zorra eres tú no mi mujer ¡Llama a Mariana con cualquier excusa!

—¿Para qué?

—No cuestiones, quiero saber cuándo será esa maravillosa fiesta.

Verónica no comprende la sonrisa de Diego y simplemente asiente.

Con Fernando fuera del juego solamente deberá deshacerse del estúpido de Emiliano. Ningún hombre que posea sus ojos sobre su mujer puede seguir con la vida.

El imbécil de su primo fue el primero en su vida y le hizo un hijo algo que de solo imaginarlo le hierve la sangre a Diego, pero él la perdona.

Entiende que en ese momento su chiquita estaba confundida y aún sigue confundida al tener una relación con ese médico, pero él aclarará su confusión muy pronto.

Ella entenderá que ellos están destinados a estar juntos y le agradecerá todo lo que hace por ella.

Ningún otro hombre sería capaz de matar para conservar a una mujer a su lado pero el Si, Diego iría al mismísimo infierno por Belinda.

Cuando bajo a la cocina se percató de que su abuela se encuentra en el lugar.

Él es consciente de que a ella le dolerá la muerte de Fernando, pero es un daño colateral.

—¿Ya se fue esa mujer?.

Él niega con la cabeza —Pronto se irá Verónica

—No entiendo por qué a los hombres de esta familia le gustan las mujerzuelas. La única excepción es tu madre con tu padre.

—Mi madre era una Santa

—Quiero que dejes de meterte en problemas, no siempre podré salvarte.

—Te juró que no haré más locuras solamente necesito un último favor de tus amigos.

—¿Cuál?

—Quiero la custodia de mi hija

—Eso no será ningún problema, pero lo mejor que puedes hacer es alejarte de esa mujer y su hija. Nadie te obliga a atarte a ella.

Él ríe y niega con la cabeza —Las dos son mías, abuela y no las dejaré a merced del idiota del médico ni de ningún otro estúpido. Esa mujer es solo mía, tú y todos deben entenderlo.

—Nunca te he negado nada y no lo haré ahora, mi vida. No será difícil quitarle la custodia a esa mentirosa.

—A penas nazca la niña la quiero conmigo. Ella no podrá verla hasta que se case conmigo.

—¿Casarte?

—Si abuela como lo oíste, si necesitas algo estaré en mi habitación.

Él se puede imaginar lo delicioso que será la luna de miel en un lugar muy lejano teniendo a su chiquita solamente para él. Disfrutarla las veinticuatro horas del día, ese solamente será el inicio de su maravillosa vida juntos.

Con su pequeña Sara podrá amarrarla, pero debería para asegurarse de hacerle al menos dos hijos más además él sigue anhelando un hijo varón, el cual siga sus pasos.

***

La ambulancia número 205 a las 16:00 pm ha ingresado a la clínica Santa Cruz con una femenina y un masculino en estado grave debido a que su camioneta se volcó.

Al revisar sus pertenencias se percataron de que se trata de Fernando Valencia y Belinda Galván, de inmediato se comunican con los familiares de ambos jóvenes.

Lograron localizar al tío de la muchacha y los padres del joven quienes de inmediato llegaron a la clínica para pedir informes de ambos.

—¿Cómo son mis hijos?. —Pregunta Edward Galván a la enfermera en cuanto está se acerca a ellos

—Ambos están en un estado crítico y por ello están siendo intervenidos, sin embargo, la más grave es la joven. Se desprendió su placenta y por ello tanto ella como el bebé están en riesgo, necesito que firmé para practicarle una cesárea de emergencia.

—Por favor sálvenla—Le implora José Luis entre lágrimas.

Ángela no se controla y lo estrecha entre sus brazos en un fuerte abrazo.

—Haremos lo posible

—Esa mujer no me importa, me llevaré a mi hijo de acá.—Habla Olga

—Es peligroso mover al joven él también está grave. Les aconsejaría que se preparen para lo peor.

—¿Cómo es mi hermano? —Pregunta Mariana llegando

—Mal, hija. —Le dice su madre mientras la estrecha entre sus brazos

Capítulo 96 1

Capítulo 96 2

Capítulo 96 3

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