La Reina Top tras su Renacimiento romance Capítulo 47

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Evaristo nunca había visto a Vanessa de esta manera, y en ese momento, no pudo evitar pensar en la madre de Vanessa...

Ella también tenía una presencia imponente, una belleza sin igual.

Al pensar en esa mujer, su expresión se torció, mirando fijamente a Vanessa: "Vanessa, soy tu padre, ¿cómo te atreves a levantarme la mano?"

"¡Bang!"

El jarrón voló por el aire y golpeó su cabeza.

La sangre empezó a salir del cuero cabelludo

Un silencio sepulcral reinó en toda la sala.

Nadie esperaba que Vanessa realmente se atreviera a actuar de esa manera.

La mirada de Rosalía se llenó de pánico, Darío y Paula también se asustaron, la Vanessa de ahora era como una loca.

Vanessa se limpió las manos con indiferencia y hasta tuvo la delicadeza de arreglarle la ropa arrugada al mayordomo, mostrando respeto por el anciano.

Mientras que Rosalía sacó un pañuelo y comenzó a detener la hemorragia de forma torpe: "¡Vanessa, él es tu padre! ¿Cómo puedes hacerle esto?"

"¡Ah!" Evaristo gritó: "¡Puta! ¡Esa puta! ¡Graba esto! ¡Graba esto! ¡Grábalo y súbelo a internet!"

Quería grabarlo y publicarlo en línea para arruinar la reputación de Vanessa.

"¡Expulsen a estos intrusos de inmediato!" El mayordomo, furioso, ordenó, maldiciendo a todos esos desgraciados que se atrevían a desmandarse en su casa.

Un grupo de sirvientes se adelantó y comenzó a arrastrarlos hacia fuera. Paula, aún preocupada por Iván, no estaba dispuesta a irse así como así y gritó: "¡Vanessa, te ordeno que liberes a mi hijo ahora mismo! Hemos sido tolerantes contigo por Armando, pero si pasas al límite, ¡ni siquiera Armando podrá protegerte!"

Armando no era más que un peón desechado de la familia Fuentes.

"Je".

Justo después de que Paula terminara su discurso, una risa burlona resonó desde la entrada.

"Señor Armando". Los sirvientes se inclinaron respetuosamente.

Armando entró casualmente con Isaac a su lado.

Llevaba una camisa blanca y pantalón de traje, con dos botones del cuello desabrochados, luciendo alto y erguido.

Con su llegada, el gran salón parecía aún más estrecho, y el rostro de Darío y Evaristo se puso pálido de inmediato.

Armando primero miró a Vanessa, luego su mirada burlona cayó sobre Paula: "Continúa, me tienes curioso. Si te empujan al límite, ¿qué harías?"

"Yo..." Paula apretó los dientes, pensando que ya que había llegado tan lejos, podría hablar con franqueza: "Sr. Armando, es Vanessa la que no se comporta decentemente, la que intenta seducir a mi hijo, y ahora quiere enviarlo a prisión, ¿eso no es injusto?"

"Mi hijo puede haberse equivocado, ¡pero Vanessa tampoco es ninguna santa!" Paula había tratado de congraciarse con Vanessa, pero ya no era necesario, ya que podía ver que Vanessa no iba a perdonar a Iván.

"¡Ella está obsesionada con mi hijo, siempre ha querido meterse en su cama! Si no me crees, ¡investígalo tú mismo! Dijo que mi hijo la violó, cuando en realidad fue ella quien tendió una trampa a mi hijo".

Armando mantuvo su expresión imperturbable, pero si se observaba de cerca, se podía ver el frío siniestro en sus ojos y las venas tensas en sus manos.

Isaac sintió un escalofrío.

¡Esto no estaba bien!

¡Esa mujer imprudente había tocado el punto más doloroso de Armando!

La atmósfera alrededor de Armando se volvió gradualmente aterradora y temible, pero de repente, una mano ligeramente fría agarró la suya.

Vanessa se puso a su lado, sonriendo levemente: "¿Acaso no tienes ni un poco de sentido común? Mi marido, ya sea en físico, apariencia, carácter o en poder y posición, ¿en qué se compara con tu hijo? ¿Dejar a mi esposo por tu hijo, crees que estoy ciega?"

Armando giró su cabeza, mirando a Vanessa, sonriendo con disimulo.

Que tonta, en verdad antes estaba ciega.