El sonido estruendoso de los relámpagos resultaba bastante atronador. Fuera de aquel departamento, caía una lluvia torrencial que no parecía tener la intención de detenerse pronto. Bastián se preparaba para irse al hospital, Adalet había pasado toda la noche allí cuidando de su madre, y aunque él había querido quedarse con ella, la pelirroja no se lo había permitido alegando que el también necesitaba descansar. Dante se hallaba bajo los cuidados de su niñera, y el saldría en ese momento para llevar a Adalet hasta su casa y que ella pudiese dormir algo.
Toquidos insistentes en su puerta, lo sacaban rápidamente de quicio, ahora mismo no tenia el tiempo ni las ganas de lidiar con visitas inesperadas, además, ¿Quién podría ser a esa hora?
—¡Ya voy! — grito molesto mientras caminaba a la puerta mientras terminaba de calzarse.
Abriendo la puerta, tan solo pudo ver aquellos inconfundibles y detestables cabellos con extensiones que tanto aborrecía.
—¿Se puede saber porque no respondes a mis llamadas? ¡Quiero que me expliques la razón por la cual has aplazado de nuevo la boda! ¿Crees que esto es un maldito juego Bastián? — Rebekah entraba sin ser invitada y gritoneaba sin moderación.
—Buenos días para ti también, Rebekah — dijo Bastián con evidente fastidio.
—Vas a responderme ahora mismo, no puedes seguir evitándolo para siempre, es un hecho que nosotros nos casaremos lo quieras o no — dijo la mujer realmente encolerizada.
Bastián giro los ojos, y tomando a su molesta y forzada prometida, la arrastraba hacia la salida de su departamento.
—No tengo tiempo para lidiar con tus tontas rabietas ahora mismo, así que vete de mi casa, no tengo nada que explicarte — respondió.
Rebekah, enfurecida, se aferro al brazo de Bastián.
—¿Por qué haces esto? ¡Es porque estás viendo a otra mujer! ¿Verdad que sí? Me estas engañando descaradamente, y no me importa las mil trabas que pongas, nos casaremos lo quieras o no, ¡Es tu obligación hacerlo! No puedes romper el compromiso por más que así lo desees, si lo haces tu padre te sacara de la herencia y te quedaran sin nada, y yo soy la mujer que el escogió para casarse contigo, además, soy de buena familia y muy hermosa, ¡No tendrías porque despreciarme tanto! — decía la mujer con enojo y frustración.
Bastián, furioso por aquel recordatorio, empujo a Rebekah fuera de su departamento.
—Vete, no me interesa nada que tenga que ver contigo, tu nunca has dejado de acosarme, conseguirte convencer a mi padre de ser mi mejor opción, pero desde el comienzo te dije que no quería nada contigo, eres de lo peor, frívola, egoísta, una verdadera perra, así que, lárgate, y tenlo por seguro, hare todo lo que esté en mis manos para no tener que casarme contigo — respondió Bastián cerrando la puerta en la cara de su prometida que se quedo gritando afuera hasta que finalmente se marchó.
Bastián, realmente molesto, termino de vestirse. No importaba lo que esa odiosa mujer dijera, el seguiría intento aplazar esa m*****a boda hasta lo ultimo que pudiera, y luego, encontraría la manera de deshacerse de ella. Sacudiendo de su cabeza el fastidio de la discusión, salió rumbo al hospital, Adalet lo necesitaba más que nunca en esos momentos.
Una vez que Bastián había llegado al hospital, él se había llevado a Adalet y a su madre hasta el departamento de ella. La pobre Adrienne estaba desahuciada, sin embargo, había decidido pasar sus últimos días en casa de su hija en lugar aquel frio cuarto del hospital.
—Con cuidado — decía Adalet agradecida infinitamente con Bastián quien le ayudaba a llevar a su madre en sus brazos hasta la habitación que ya habían acondicionado para que estuviese lo más cómoda posible.
Dante miraba a su abuela y no podía evitar sentirse triste. Adara miraba a su hijo, sabia que tenia que decirle la verdad, pero aquello era tan duro y difícil de afrontar para ella, que no quería ni imaginar como seria para su pequeño que aun no lograba entender del todo lo que la muerte implicaba, abrazándolo, pedía tener el valor y la fuerza para decirle.
—Mamita, ¿Qué le pasa a la abuela? — preguntaba Dante abrazado a su madre.
Adalet intentaba contener las lágrimas.
—Ella…está cansada, está muy cansada, necesita dormir… — dijo sin atreverse a decirle que su abuela estaba muriendo.
Dante sabia que su madre estaba mintiendo, pero abrazándola, solo quería estar con ella, algo muy malo estaba pasando, al menos, eso si lo sabía.
—Tu madre esta durmiendo, iré a comprar algo de comer, demorare menos si voy yo en lugar de encargarlo, quizás, debes de hablar con Dante de lo que está pasando — dijo Bastián entendiendo la difícil situación por la que la familia estaba pasando.
Adalet asintió.
En la cocina, ella miraba a Dante sin saber como comenzar aquella conversación, Dante la miraba, y recordando el suceso ocurrido en el colegio, decidió contarle a su madre.
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