¡Por fin! La perseverancia es lo primero.
Durante estos últimos años me prive de las fiestas, noviazgos, reuniones, entre otras cosas que hacen los jóvenes, para poder enfocarme en mis estudios y ser el orgullo de papá, como tanto él lo anhela. Fue un duro y estresante camino, pero al fin termine mi carrera y por fin tengo en mi mano mi título de licenciatura. He dedicado cuatro años de mi vida a mi carrera con mucho esfuerzo y ánimo para por fin poder dedicarme a lo que me gusta. Estoy feliz de mi logro y sé que me dará buenos frutos.
Desde de recibir mi documento certificado, lo primero que hice fue llamar a mi padre, el me felicito con unas gratas palabras que me hicieron terminar en llanto y por su parte me mando un vestido como regalo.
Luego de llorar decidí mandar mis documentos a varias empresas para poner en marcha mi vida laboral y hasta el momento ninguna me ha contestado o tan siquiera llamado para citar una entrevista. Eso me desanima, pero no me doy por vencida y me pongo a buscar empleos por internet.
Al día siguiente con más ánimos salgo de casa con el traje sastre que me compró mi padre importado de Italia para buscar trabajo. Mi padre está trabajando de contador en una empresa en Italia muy importante, yo me quede en Alemania para continuar y terminar mis estudios… y de mi madre bueno, hace ocho años que no sé de ella; se separó de mi padre por problemas suyos, no sé el motivo de su separación.
Recuerdo ese día, mi padre estaba muy eufórico y mi madre lloraba pidiéndole perdón. Yo me encontraba escondida detrás de los muros, estaba feliz por el regreso de mi madre así que quería darle un regalo, pero todo se fue a la borda cuando comenzaron a discutir. No recuerdo bien, solo sé que mi padre la llamo golfa, perra, descarada, un montón de cosas; ese día fue espantoso para mí.
Nunca en mi vida vi a mis papás pelear de esa manera. Eso me hizo pensar que lo engaño, no sé bien la situación, pero mi familia en esos tiempos estábamos pasando malos momentos.
Me termino de arreglar mi falda de tubo quedándome perfectamente arriba de las rodillas, después me acomodo la camisa blanca y el saco color negro, continuo con los tacones negros y por ultimó me doy un vistazo al espejo para ver si no tengo ningún desarreglo. Tomo mi bolso, salgo de casa y comienzo a buscar en mi celular la primera empresa que solicita personal. Decidida pido un taxi y le indico la dirección de la empresa.
Después de una hora de camino, miro la empresa que tengo frente a mí y confirmo si es la misma que aparece en la imagen en mi celular. Bajo del vehículo y le pago al taxi una gran cantidad de dinero por el trayecto, antes de seguir con mí camino me acomodo la falda y, decidida, con un poco de nervios entro al edificio.
Por fuera es grande y por dentro es más grande y lujoso. Respiro hondo y continúo mi camino hasta llegar a recepción.
—Buenos días —saludo a la chica de cabello negro.
—Buenos días, señorita, ¿Qué la trae por aquí? —me contesta con amabilidad.
—Vengo por el puesto de publicista —le respondo amablemente.
—Lo siento, el puesto ya no está vacante.
— ¡Oh! gracias.
Sus palabras de decepcionan.
—Que tenga buen día.
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