LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 44

Termino de pintar mis labios con un labial color rojo quemado para darle más sensualidad con el tono que tanto le fascina a Clark, además de que esto es una señal para Jaxon, ustedes me entienden.

—Mi domadora, apúrate que se nos hace tarde —habla desde la sala.

— ¡Ya estoy lista!

Salgo de prisa de la habitación y llego a su lado.

— ¿Llevas las pastillas?

—Sí, están en mi bolso.

—Ok, hora de irnos.

Ambos subimos al auto y partimos hacia la fiesta con nuestra respectiva invitación en mano. En el transcurso del camino me doy cuenta lo escondido y alejado que esta el lugar. Tardamos en llegar aproximadamente en una hora con unos minutos extras.

Jaxon estaciona el auto frente la casa lujosa. Observo mi entorno y me sorprendo por la increíble construcción. Tengo entendido que Ben no vive lejos y que está no es su casa o tal vez es de su esposa, no lo sé.

Nos detenemos en el gran patio, un señor con mascará de conejo pide nuestra invitación, Jaxon entrega la suya y yo entrego la mía. El hombre enmascarado las acepta y de inmediato verifica nuestros datos en una computadora, al terminar con el proceso de identificación nos permite el acceso.

Por lo explicado por Jaxon me dijo que siempre cuando se hace una reunión con los miembros de Idus, que se les denomina Lupercos, deben recibir la invitación exclusiva y cada invitación debe tener nuestros datos para que podamos tener acceso a las reuniones; en caso de asistir y no contar con la invitación a esas personas son llevados a la sala de interrogación y si no se aprueba tu identidad estás en graves problemas; en pocas palaras los desaparecen porque nadie debe saber de Idus si no es miembro de la organización.

Caminos hasta la entrada de la casa y al entrar me percato de lo inmenso y lujoso que es el lugar y el adorno de evento, «Sí que Ben y Hanna se lucieron.» Una hermosa mansión de color blanco con dorado nos recibe. Grandes candelabros de plata alumbran el espacioso lugar, una larga alfombra beish nos guía el camino al gran salón de baile.

El lugar está repleto de personas de diferentes nacionalidades, puedo distinguir rasgos asiáticos, franceses, africanos, irlandeses, de todo; todos vestidos con diferentes disfraces muy reveladores, aquí no existe la discriminación.

Jaxon me sostiene de la mano y me jala para ir con sus amigos, adentrándonos a la segunda sala, la más privada. Una sala más cerrada, poco alumbrada y con humo por todo el salón. Con la vista nublada logro reconocer a los amigos de Jaxon, están en una sala bebiendo de un licor rojizo, todos sonrientes.

—Buena noche caballeros y bellas damas. —al llegar con ellos Jaxon los saluda.

Saluda a las mismas personas que me presento la vez pasada. Todos están aquí, unos con la misma mujer otros con una diferente como Alexandre que está acompañado de una pelirroja asiática.

—Me alegro que hayan venido —dice Milo, el chico que fue a mi casa cuando Alexandre estaba desaparecido.

—No lo podíamos perder —contesta Clark.

Nos sentamos con ellos y en seguida el mesero disfrazado con un traje de látex negro y mascará de cuervo nos entrega una copa, cortesía de la casa.

—Te ves estupenda, Mallory.

Antes de entrar a la mansión me quite el saco negro que cubría mi atuendo, ahorra sin el muestro el increíble y sexy disfraz.

Me alaga una voz diferente. Reconozco su voz porque ya he estado con él, imposible no reconocer la gruesa voz que gemía en mi oído mientras me follaba.

—Gracias Alexandre. Tú también te vez bien —le agradezco el alago.

Con una sonrisa coqueta levanta su bebida y brinda por mi apariencia, le sonrió y también brindo por su cumplido.

— ¿Y de que disfrazaste, Jaxon? —Ben le pregunta intrigado para después de beber el rojizo líquido.

—De hombre enmascarado —contesta.

— ¿Y tú linda? —me pregunta el musculoso moreno, Liam.

—De domadora. Una sexy domadora.

Todos sonríen ante mi respuesta, no de burla, sino de genialidad por mi increíble decisión.

— ¿Cuántos leones piensas domar, Mallory? —me vuelve a preguntar el sexy hombre corpulento con traje de dios griego.

El comentario de Alexandre nos sorprende a todos, más a mí. A Jaxon no le agradó en absoluto; todos saben que hay reglas entre grupos y saben que una de ellas es no meternos con la pareja del otros sin su consentimiento y saben que no solo soy sumisa de Jaxon, también soy su pareja algo más serio en las reglas. Solo Ben y Jaxon muestran tener pareja y por lo tanto se le debe mostrar más respeto.

La tensión en el grupo se presentó, todos entienden el sentido de sus palabras, él como todos sus amigos saben que Hanna y yo no podemos estar con otro hombre si no están nuestras parejas.

—Nena, vamos por algo de beber —habla Jaxon con disgusto.

Nos alejamos de los chicos para ir al bar. En la barra Jaxon pide por los dos, el bar ténder nos entrega las bebidas y regresamos a la mesa con los chicos; entiendo porque lo hizo, para calmar el ambiente, es decir, para no crear discusiones.

— ¿Y Liam? —pregunta Jaxon a sus amigos.

—Se fue a disfrutar la noche —dice Ben.

— ¿Tan rápido?

—Ustedes llegaron tarde —contesta Alexandre con indiferencia.

El hombre se ve que esta de mal humor, ha hecho malos comentarios o al menos hacia Jaxon y a mí. No entiendo el por qué si no le hemos hecho nada al contrario lo hemos ayudado. Lo ignoramos y continuamos con la plática, de cómo Ben y Hanna organizaron la fiesta. Todo bien hasta que el mesero le habla a Jaxon y le dice algo en su oído para después irse.

— ¿Sucede algo? —le pregunto integrada.

—No sé, el rey me quiere ver en privado.

El comprender las palabras que el rey de este lugar quiere ver a Jaxon en privado me aterra. El recuerdo de Laurens me aterra. No sé para que lo quiere ver, pero tengo miedo, no quiero que le haga daño.

— ¿Por qué?

—No lo sé nena, pero tengo que ir.

Antes de levantarse de su lugar lo detengo agarrándolo de su brazo.

—No vayas —digo con temor.

—Nena, tengo que ir. El rey solicita de mi presencia.

—No, ¿y si quiere hacerte daño?

—No creo, no he roto una regla.

—No vayas, me da miedo —insisto.

—Debo ir, nena.

—Entonces voy contigo.

—No puedes, volveré te lo prometo.

—No quiero que te hagan daño.

—No lo harán, tranquila regresaré... ¡Milo! —le habla a su amigo —. Te encargo a Mallory, que ningún hombre se le acerque hasta que yo vuelva. Iré a ver al rey.

—Ve, yo la cuidaré.

—Tranquila, nena.

Antes de irse me besa los labios y se va perdiéndose entre la multitud saliendo del salón dorado. Intrigada, me siento aun lado de Milo y le llamo.

— Milo, ¿sabes para qué lo quiere ver el rey? —ni siquiera sé porque le pregunto, es que estoy nerviosa.

—No linda... Tranquila, no creo que sea algo malo. Me imagino que es porque Jaxon es diseñador y el rey tiene una hija y ya sabes es hija de papi y pues la complace en sus caprichos. Tranquila, nada malo sucederá —dice mientras acaricia mi espalda.

—Confiare en tus palabras.

Para no preocuparme más comencé a platicar con Milo. Él no vino con algún acompañante, al instante Ben y Hanna de despiden yéndose para disfrutar de la noche dejándome con Milo, Alexandre y su pelirroja acompañante.

Durante la plática me doy cuenta que Milo es muy gracioso, incluso me platica sus historias de niño. Me platicó que de pequeño era muy travieso, cuando su mamá lo regañaba el escapaba y una vez para no ser regañado se escapó, salió corriendo, salto un charco de lodo y como no alcanzo se cayó boca bajo y se manchó todo y que ese día recibió doble paliza.

De solo imaginar al pobre Milo lleno de lodo, comencé a carcajearme, mi risa no paraba incluso él se ríe conmigo mientras me sigue contando. Me controlo un poco por el dolor en mi panza, he reído mucho. Volteó a ver a nuestros acompañantes, Alexandre tiene una cara de pocos amigos, aun así, se deja acariciar por la chica asiática, la chica hace lo posible para llamar su atención, pero el solo se enfoca en la pervertida multitud. Regreso a ponerle atención a amigo.

—Milo, deberías ir a divertirte, solo te estoy aburriendo —le digo al ver como poco a poco la multitud deja la sala y pierden en el tercer piso.

—Claro que no linda, me divierte estar contigo. Además, mi gran amigo Jaxon me pido cuidarte y eso hago.

—Pero viniste para pasarla bien esta noche con una chica o dos no sé.

—Lo haré hasta que llegue Jaxon.

Recordando a Jaxon la preocupación regresa golpeando mi mente.

— ¿No crees que ya tardo?

—Un poco... ¡Oh! mira ahí viene.

Jaxon se acerca a nosotros, de inmediato me levanto de mi lugar y al tenerlo cerca lo escaneo por todo el cuerpo para asegurarme que está bien.

— ¿Todo bien? —pregunto.

—Todo bien, nena.

Me sonríe y me besa dándome seguridad de lo que dice.

—Milo, gracias por quedarte con ella —le agradece a su amigo.

—De nada amigo, fue agradable platicar con ella.

Capítulo 44 1

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