Mallory Hoffman.
Me tranquilizo al ya no poder sacar más lágrimas, me siento liberada y seca. Limpio el rastro de lágrimas de mis mejillas con las mangas de mi blusa, me separo de Trevor dejando una distancia aceptable entre ambos, al momento me avergüenzo.
—Lo siento —me disculpo por mi atrevimiento.
—No te disculpes. Si aún te sientes mal puedo llevarte a casa. Estaré más tranquilo si te llevo.
Acepto su oferta. Tan caballeroso como siempre, me sede el paso primero y después él camina detrás de mí, como si estuviera cuidándome. Salimos del salón y nos detenemos enfrente de una camioneta Ford F-150. Con caballerosidad me abre la puerta y me hace entrar primero, para después subir él.
Durante el transcurso Trevor no dice nada sobre lo sucedido o qué fue lo que me pasó, y se lo agradezco, no tengo ganas de hablar. Antes de bajar me despido de él con una sonrisa y le agradezco por traerme, sonríe de la misma manera y se marcha.
Entro a casa, no tengo ganas de nada ni siquiera de cenar; solo me cambio la ropa y me aviento a la cama, agarro la esquina de la sabana y me enrollo como un taco mexicano, solo basta con cerrar los ojos para que profundamente dormida.
La emotiva canción suena en mi habitación, no me molesto en abrir los ojos, no quiero hacerlo, los siento hinchados y pesados; pero recuerdo que hoy en la pasarela y me levanto de golpe desenvolviéndome de las sábanas. Me desnudo y rápidamente me doy una limpieza general en la ducha. Salgo en unos minutos y me pongo a buscar un vestido, en esta ocasión no compré ninguno, sin otra opción, busco que tengo en mi ropero. En el fondo logro percibir aquella bolsa que mi padre me mando hace un año como obsequio por mi graduación, recuerdo que es un vestido color rojo, así que decido usarlo para esta noche.
Lo saco y busco los tacones adecuados para el vestido; me arreglo el cabello alisándolo hasta dejarlo caer como una cascada por mi espalda. En el espejo veo mis ojos hinchados, salgo a la cocina por unos sobres de té de manzanilla, los remojo en agua caliente para después regresar a mi habitación; me acuesto en la cama y enseguida me pongo los sobres sobre mis ojos, espero a que suene la alarma en treinta minutos.
La relajación me venció y me quede dormida, me levanto y miro mi cabello a través del espejo del tocador, pelo se arruino. Con prisa lo arreglo de nuevo. Observo que mis ojos, volvieron a la normalidad, decido por salir a desayunar preparando un ligero desayuno. Termino, regreso a mi habitación, me lavo los dientes y prosigo a maquillarme.
Me pongo el vestido, luego los tacones de brillos, acomodo mis cosas en mi bolso de mano, busco un collar que mi padre me regalo y salgo a toda prisa de casa para ir al salón.
Le pago al taxista y bajo con cuidado de no dañar mi atuendo. Al entrar no veo mucho personal, aun no llegan todos solo me encuentro con Zeth en el portón principal de cristal del salón.
— ¿Por qué hay pocas personas? —le pregunto a acércame a él
Zeth voltea a verme y me inspecciona de arriba a abajo, analizando mi atuendo.
— ¡Wow Mally! Te ves muy bien —me alaga con una agradable sonrisa.
—Gracias. Igual tu —le sonrió con timidez.
Mientras llega el personal, Zeth y yo trabajamos en organizar a los empleados, recibimos al chef Javier Vancor, unos de los más reconocidos por tener sus restaurantes en cinco tenedores, fue contratado para esta cena.
Cuarto para las seis el lugar comienza a llenarse, el cual recibí gustosamente. La oscuridad nos cubrió, es hora de que esto empiece, solo falta el anfitrión principal, Jaxon Clark.
A los cinco minutos antes de espesar el discurso principal, Jaxon aparece tan elegante con un toque sexy que le da su atuendo, un smoking de dos piezas color blanco, sin camisa y su alaciado cabello, algo digno de admirar; más por esa cadena con diamantes que adorna su cuello y que cubre su pecho desnudo.
Simplemente sexy… Mi alegría se viene abajo cuando noto a su acompañante, una delgada mujer de piel pálida, ojos grandes, cabello largo y negro, muy bella. Ella entra aun lado de él aferrada a su brazo izquierdo; es su acompañante de esta noche.
Desvió mi vista de ellos, no quiero verlos, verlos juntos me desanima. Zeth me codea en mi costilla para saludar al jefe que se acerca a nosotros con su acompañante.
—Buena noche, señor Clark —lo saluda Zeth con un cordial respeto.
—Buena tarde joven Bristol —lo saluda sin importancia.
—Lo llevo a su lugar —se ofrece.
—Gracias —le agradece a mi amigo, para después hablarle a la mujer a su lado que no ha dejado de sonreír —. Sigamos, Irene.
Aunque este acompañado de su delgada acompañante sus ojos no se despegaron en ningún momento de mí; para evitarlo miré a sus espaldas para fingir que los veo de frente, y solo una vez vi a su acompañante. Zeth se los lleva a su mesa correspondiente y en seguida Clark se levanta dejando a su acompañante para decir su discurso de apertura.
La pasarela está saliendo bien, hasta ahora, tal y como se planeó; los invitados y fotógrafos están asombrados por los diseños. Están muy encantados y asombrados por los diseños; valió la pena la espera.
Veo tan plácidamente a las modelos y a Trevor modelar; sin poder evitarlo, por ocasiones volteo al lugar de Jaxon junto a Irene y los veo hablarse al oído y se ríen entre ellos, eso me enoja y también me pone triste.
La pasarela termina con una gran ronda de aplausos, todo espectacular. En la entrevista no pude evitar mi enfado al ver a Jaxon y Jaime juntos contestando las preguntas. Me alejo de ellos y agarro una copa de vino y la bebo de un solo trago para calmar la furia que comienza a hervirme la sangre.
Después de dicha entrevista los presentes se comenzaron a ir y solo quemados los empleados de Milton's Corporation.
—Reúnanse por favor —ordena el jefe por medio de un micrófono.
Todos volteamos a ver a nuestro jefe, nos juntamos a su alrededor, al posarme a un lado de mis compañeros, noto que junto a él está Irene y la tiene sujetando de la cintura.
—Muchas gracias por su esfuerzo y dedicación. Esto salió bien gracias a ustedes, sin ustedes Milton's Corporation no podría llegar a esto... Brindo por ustedes.
Todos levantan sus copas que con anterioridad fueron repartidas por los meseros, brindamos por Milton's Corporation, para después aplaudir por nuestro trabajo. Poco a poco los empleados se marchan del salón para ir a la fiesta que se tiene preparada para nosotros.
— ¿Mally, vas a ir a la fiesta? —me pregunta mi joven amigo, se saca de mi viaje astral.
No estaba segura de hacerlo, el ver a Jaxon con esa mujer toda la noche me desanima. La última vez no fui por él, ahora si iré, no hay nada que me detenga.
—Vamos —le sonrió con seguridad.
Asiente, ambos abandonamos en salón, con su ayuda subo a la moto de Zeth y me presta unos de sus cascos, me sujeto de su delgada cintura y vamos hacia la fiesta. Tardamos en llegar unos minutos, después de estacionar la moto entramos a la fiesta, el cual ya se puede escuchar la música desde el jardín.
Al entrar Zeth y yo vamos por unas bebidas y nos reunimos con unos amigos de él que son también trabajan en la empresa. Platican de cosas triviales, yo solo me dedico a escucharlos hasta que la bebida hace efecto en mí.
—Iré al baño, te encargo mi bolso —le digo a mi amigo cerca de uso oído.
—Si, ve —asiente y se voltea a continuar hablando con sus amigos.
Antes de levantarme veo a Jaxon entrar con Irene a su lado. No quiero verlos, me levanto rápidamente y voy directo al baño. Termino de hacer mis necesidades, me lavo las manos y salgo del baño, el fuerte olor a alcohol me invade mis fosas nasales, decido por salir al jardín a relajarme un poco, me estoy mareando y es mejor estar bien para ir a casa después.
Decido por sentarme en unas de las bancas del jardín frente a la fuente de piedra; al cerrar los ojos me dejo llevar por el tranquilo y relajante aroma de la naturaleza.
—Parece que estas aburrida —una profunda voz masculina habla a mis espaldas.
Giro a ver a la persona a mi lado y me impresiono por su presencia. No imagine que el vendría aquí.
—Alexandre, no sabía que estabas aquí, no te vi —le sonrió con amabilidad.
—Acabo de llegar —se justifica.
—Genial que hayas venido.
—Sí.
Palmeo con la mano aun lado de mi indicando que me acompañe; él sonríe y se sienta aun lado de mí. La tranquilidad nos cubre por unos minutos, hasta que Alexandre decide hablar.
— ¿Has hablado con Jaxon?
Tan solo escuchar su nombre me hace recordar que estamos mal, además de que está acompañado de alguien más dándome a entender que no le importa mi presencia.
—No, aun no lo hago.
—Sé que te molesta que está en estos momentos con Irene. Tienes que ser fuerte.
—Lo sé. En verdad pienso que esto se terminó.
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