Delfino se quedó de piedra. No esperaba que Raquel dijera esto, pero, Raquel tenía razón. En su corazón, Yadira era más importante que Raquel. Mientras fuera el deseo de Yadira, definitivamente lo cumpliría.
Yadira era la única mujer de su corazón. Raquel no podía compararse con Yadira.
Cuando Raquel terminó de hablar, vio que Delfino no decía nada, así que se cruzó de brazos y dijo enfadada:
—¡Ni siquiera me refutas! Quieres a mamá más que a mí.
Delfino no consideró a Raquel como una niña y le dijo directamente:
—Sí. Ya lo sabes.
Raquel hizo un mohín y no supo qué decir. Se sentía como si no fuera su hija biológica.
Al ver la expresión de infelicidad de Raquel, Delfino se quedó pensando un rato y le pareció demasiado cruel decirlo. Así, tocó la cabeza de Raquel y le dijo con un tono reconfortante:
—Pero papá todavía te quiere.
Raquel resopló y dijo con orgullo:
—Encontraré a alguien que me quiera mucho en el futuro y me casaré con él.
La expresión de Delfino cambió al escuchar esto:
—¿De qué estás hablando?
—Digo que puedo casarme cuando sea mayor —Raquel levantó la barbilla y pareció muy orgullosa.
Delfino no pudo evitar sonreír al ver que Raquel se comportaba como una adulta.
—¿Quién te dice que puedes casarte cuando seas mayor?
Raquel frunció el ceño:
—¡Pero la gente se casa de mayor!
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