-Ajá, bueno... -el policía actuó como si lo entendiera totalmente. Terminó por creer en él porque la foto denunció una información tan persuasiva.
Luego, el policía volvió la cabeza hacia Yadira y dijo en tono serio, -Chica, es muy normal que los novios disputen. Estamos muy ocupados, ¿sabes que estás malgastando los recursos de la policía?
Yadira se puso sorprendida de que el policía creyera en lo que había dicho Mariano. Agitó la mano e intentó explicar, -No es así, señor, voy a explicártelo...
Pero el policía recogió el cuaderno y la interrumpió diciendo, -Ya es tarde, ahora volved. Si ocurre algo de verdad, pues, podéis llamarnos. Venga.
-Pero yo... -Mariano vio a Yadira querer decir algo más, pues se apresuró a detenerla jalándola.
Él dijo al policía en serio, -Siento mucho molestarles.
Luego, el policía dijo seriamente, -Está bien que a todos vosotros no os haya pasado nada. Ten cuidado de tu novia, que no lo hagáis otra vez -después, agregó-. El equipo criminal de policía lleva mucho tiempo esperando tu llegada a nuestra comisaría, señor Mariano.
Mariano lo asintió rápidamente, -Mañana voy a presentarme, gracias por todo.
Yadira que estaba al lado no pudo entender lo que estaba pasando. Mariano la jaló fuera de la comisaría.
Yadira quiso librarse de la mano pero no pudo.
Y Mariano no la soltó hasta que los dos salieron.
Yadira fijaba los ojos en él y dijo, -¿Ahora dime quién eres?
-Mariano, doctor en psicología criminal que acaba de volver del extranjero. Se ha contratado por el equipo criminal de policía de la Ciudad Mar como consejero de psicología.
Esta vez, Mariano estaba serio de verdad en tanto el tono como la cara. Pero Yadira siguió tratándolo mal.
-¿Ajá? ¿Así que un consejero como así puede entrar en la casa ajena para bañarse y coger cualquier cosa sin pedir permiso?
-Mujer, perdóname. ¿Puedo darte permiso a coger las cosas mías?
-¡Vaya! -Yadira echó una risa de burla y salió sin mirarlo.
De pronto entendió cómo sentía Delfino cuando estaba tan enojado con ella que sólo quería darle risas de burla.
Ella caminaba delante y Mariano la seguía detrás.
Yadira avanzaba con toda rapidez, pero Mariano andaba a pequeñas zancadas porque era alto con los remos largos. Empezó a explicar, -Es mi culpa coger las cosas tuyas sin pedir permiso. Pero lo hice porque pensaba que somos amigos. Somos amigos, ¿sí?
-No tengo ningún amigo como tú.
-No seas tan rígida...
De repente Yadira volvió la cabeza, al mismo tiempo, Mariano paró los pasos y sospechó, -¿Qué? ¿Se te ocurre la idea de hacernos amigos?
Yadira extendió la mano frente a él y lo ordenó, -El teléfono. Si no me lo devuelves, ahora podemos volver a la comisaría
-Vale, toma -se lo devolvió.
Yadira tomó el teléfono y se apresuró a revisar las publicaciones de WhatsApp a ver si había subido la foto. Al asegurar que no lo había hecho, ahorró la foto y siguió el camino.
Mariano la seguía como un pegamento, y la rogó, -Acabo de volver del extranjero, no conozco esta ciudad muy bien. Como mi amiga, ¿no crees que tienes que acogerme?
Yadira no le hizo caso, y entró en un hotel. Mariano la siguió.
Frente a la recepcionista, cuando Yadira iba a registrarse, le dijo, -Este hombre que no conozco me siguió por un buen tiempo.
La recepcionista miró a Mariano, un hombre tan guapo y honesto, y no creyó en absoluto lo que había dicho Yadira.
Pero para evitar que algo mal ocurriera, ella pidió a un guardia a detener a Mariano.
Yadira obtuvo la tarjeta de habitación, tiró una mirada a Mariano y entró en el ascensor con la tarjeta.
Al verla entrar, Mariano empezó a quejarse a la recepcionista, -Ella es mi novia, pues, hemos disputado. Ya sabes que la comisaría está cerca de aquí, si lo que acaba de decir es verdad, no duda en llamar la policía, ¿no?
La recepcionista meditó y asintió a esto. Empezó a perder la prudencia.
Al notar esto, Mariano sentía un poco de orgullo pero no tardó nada en restaurar.
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