Yadira dejó el móvil y dio un suspiro.
Ella volvió a ser amenazada por Delfino.
Él tenía una comprensión clara de lo que pensaba ella, por lo tanto, amenazarle no era algo difícil para él.
Parecía que Yadira siempre vivía bajo su amenaza. Y él, nunca fracasó.
La chica se sintió desanimada.
***
Yadira almorzó con Fatima, luego hicieron una reunión corta. Después de todos los trabajos, fue a la tienda nupcial.
Ahora Delfino ya llegó allí, sentado en el sofá esperándola.
Cuando entró en la tienda, Delfino estaba leyendo una revista sobre finanza.
Él estaba sentado de vuelta a ella. A Yadira de repente se le ocurrió una idea. Dio una seña a la empleada para que ella se mantuviera callada.
Se le acercó a Delfino tranquilamente para asustarle.
Sin embargo, cuando estaba a unos pasos de él, éste le llamó el nombre, -Yadira.
Él no se movió, incluso no dejó la revista.
¿Cómo se enteró de la llegada de ella?
Yadira se detuvo, unos segundos después, anduvo detrás de él. Levantó la mano para acariciar su pelo, -No me has visto, ¿por qué sabes que vengo?
Delfino le tomó la mano, ella quiso retirarla, pero él la sostuvo más fuerte, incluso agarró sus dos manos.
Así Yadira tuvo que pararse detrás de él.
Se volvió la cabeza, le dijo contestó con toda seriedad, -Tal vez no puedas entender este problema.
Enarcó la ceja, -¿Por qué?
Delfino señaló su propia cabeza.
Este hombre se burló frecuentemente de ella, por eso ella entendió inmediatamente qué significaba su movimiento: no eres inteligente.
¿Cómo podía soportarlo?
Le dio una mirada cruel, -Delfino, te doy una oportunidad. Contéstame otra vez mi pregunta. De lo contrario, me temo que esta noche vas a dormir en el pasillo.
No sabía por qué, Delfino estalló en risa, y casi no podía cesar.
Yadira se soltó de su mano y pellizcó su cara.
Pero el hombre tomó su mano y le tiró hacia sí mismo, ella cayó en sus brazos.
Delfino le sostuvo la cintura con una mano, y le prensó la mano con otra, le besó sin importar la vista de los demás.
La chica se quedó atónita. Ella no quería presentar a los demás su intimidad, sino quería hacer una broma con él.
Ella conocía mucho que a este respecto Delfino nunca controló su capricho.
Tuvo que mordió el labio de él, con fuerza no muy ligera.
Si él sintió el dolor, era natural que le soltara.
Pero esto solo era su opinión, Delfino no lo hizo.
Él no solo no le soltó, sino que le besó más fuerte.
Las empleadas desviaron la vista conscientemente para no molestarles.
Un buen rato después, Delfino soltó a Yadira.
Yadira tocó sus labios, sintió que ya estaban hinchados. Luego toda la tarda mostró una cara mala a Delfino.
Volvió a llevar una tarde entera probándose los vestidos de novia.
Pero esta vez, ella observó detenidamente el gesto de Delfino.
Cada vez ella salió vestida el vestido de novia, Delfino le vio con toda seriedad sin nada impaciencia.
Parecía que cada vestido era bueno, no cesó de asentirle con la cabeza.
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