En el día posterior, Yadira ni le veía a Mariano.
Excepto que todos los días alguien le trajo comidas, en el resto de tiempo ella se quedaba sola y encarcelada en esa habitación.
Después de un día más, Yadira le vio a Mariano de nuevo.
Mariano se llevaba un traje negro. Como si le ocurriera algo, toda la persona parecía que se llenaba de energía.
-¿Ya sacas la decisión? –le preguntó Mariano con un tono suave estando de pie frente a ella.
-Independientemente de cuánto tiempo me das para decidir, mi respuesta es igual -Yadira le contestó lentamente-. ¡Es imposible!
Las palabras de Yadira le enfadaron mucha a Mariano, pero este no mostraba su furia evidentemente. Cerraban sus ojos y dio un respiro hondo para recuperarse su calma.
Cuando los abrió de nuevo, su expresión de la cara se volvió confiada y resuelta.
-¿Crees que las luchas tuyas son útiles? –rio misteriosamente después de decirlo.
Y luego la risa de su cara se puso más fría y terrible.
-Yadira, ¿ya has olvidado cómo Delfino te olvidó?
Yadira cambió totalmente su cara y retrocedió unos pasos.
-¡Mariano, no hagas tonterías!
Después de ser hipnotizado por Mariano, una persona determinada como Delfino no había recordado esas cosas durante tres años.
Si no fuera por la reunión de Delfino y Yadira, tal vez todavía no se hubiera acordado de Yadira.
Olvidar era algo terrible.
La memoria era algo extremadamente importante para cada persona.
Sin embargo, este era el territorio de Mariano. Yadira no podía escavar un túnel ni volar, por lo tanto, fue imposible escapar de la mano de Mariano.
Mariano la miró como si estuviera mirando a una presa que estaba destinada a ganar.
Yadira se dio la vuelta para correr, pero fue inmediatamente atrapada por los subordinados de Mariano.
-Todo se debe a que me obligas, Yadira -la voz de Mariano era suave, caminando hacia ella lentamente.
***
En el hospital.
Xulio entró a la sala desde afuera, con la cara seria.
Tan pronto como empujó la puerta y entró, los guardaespaldas salieron apresurados.
Xulio frunció el ceño y les preguntó,
-¿Qué pasó?
Los guardaespaldas parecían un poco avergonzados, pero le contestó con sinceridad,
-¡Xulio, señor Delfino se ha ido ya!
Xulio los señaló y dijo enojado,
-¡Les he dicho que le cuiden con cuidado! Voy a darles castigos después de encontrarle y volver.
De enseguida Xulio salió del hospital y condujo para encontrarle.
La ciudad era tan grande. Nadie supo adónde fue Delfino.
Después de reflexionar un rato, Xulio sintió que Delfino podría ir a la villa de Mariano.
Entonces, condujo hasta esa villa.
Esa villa casi se quemó totalmente en el fuego. Después de que el fuego se extinguió, solo quedaron ruinas.
Xulio salió del auto, cerró la puerta y corrió hacia las ruinas.
-¡Señor Delfino!
Xulio le llamó mientras corría.
Sin embargo, no recibió una respuesta.
Xulio andaba por aquí varias veces, pero no pudo encontrar a Delfino.
¿Podría ser que pensó erróneamente? ¿Señor Delfino no vino aquí en realidad?
En este momento, inadvertidamente levantó los ojos y descubrió que parecía haber algo así como una entrada no muy lejos.
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