—Es que... Puede que... —Carolina se sintió un poco avergonzada y dijo titubeando—: No puedo tener una relación con un desconocido, así que creo que...
Jordán frunció el ceño. No se lo esperaba. Carolina no había terminado de hablar, pero él la interrumpió, diciendo:
—Si no estás dispuesta, no te obligaré.
Al escuchar estas palabras, Carolina sintió un gran alivio. En ese caso, no necesitaba preocuparse. Después de todo, parecía una persona recta y honorable que no faltaría a su palabra.
Jordán miró fijamente a Carolina, con los ojos oscurecidos. Esta mujer era bastante tradicional en el fondo, pero no insistía en una relación física. Lo más importante era encontrar a alguien que ocupara el puesto de la Señora Limantour. Jordán se levantó, diciendo:
—Dormirás aquí esta noche.
Con esas palabras, abrió la puerta y se dirigió hacia la habitación de Bernardina. Tenía intención de tener una conversación seria con ella, quería entender lo que había pasado y lo que le había dicho a Carolina.
Al ver que Jordán se marchaba, Carolina respiró aliviada.
En el estudio, Jordán estaba sentado en una silla, con sus ojos oscuros fijos en Bernardina, cuya cabeza casi caía sobre su pecho. Su voz severa y profunda resonaba.
—Robar documentos, casarse en mi nombre, emborracharse mucho... ¡Bernardina! ¿Hay algo que no te atreverías a hacer?
—Jordán, me equivoqué. —Bernardina se disculpó de inmediato, pero añadió rápido—: ¡Intentaba ayudarte!
—¿Ayudarme? —Jordán se mofó, sus labios curvándose en burla.
Bernardina enderezó el pecho, hablando con convicción.
—¿No ha querido siempre el abuelo encontrarte una mujer, intentando controlarte? Ahora que estás casado, no tendrá ninguna oportunidad. Jeje, ¿soy lista o qué?
Los profundos ojos de Jordán se oscurecieron. Era tal y como había sospechado. Jordán pregunto.
—¿Que le dijiste?
Los astutos ojos de Bernardina parpadearon mientras le explicaba a Jordán cómo había engañado a Carolina. Sin embargo, no se atrevió a revelar su egoísta deseo de que Carolina se convirtiera en realidad en su cuñada. ¡Mientras estas dos personas estuvieran juntas, ella creía que tendría éxito tarde o temprano!
Bernardina sonrió y dijo:
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio por Venganza