Me entrego al diablo romance Capítulo 130

Punto de vista del autor

-Sarah... ¿Cómo estás, hija mía?...

El amigo de su padre la saludó en lugar de él. Sarah le dio una sonrisa forzada. Estas falsas formalidades y conversaciones siempre la disgustaban.

¿Por qué molestarse en hacer eso cuando a nadie le importa?

-Llega al punto, padre...

Tomó asiento frente a él. La mesa del comedor no era lo suficientemente grande, pero aún así podía acomodar a 7 u 8 personas, por lo que tenían una distancia razonable entre ellos.

-¿Cómo va el negocio?...

Peter, su padre, preguntó. Sin hola, sin cómo estás, sin saludos. Eso es lo que ella esperaba.

-Bien...

Respondió indiferente, tratando de leer su rostro.

-Perdiste 5 acuerdos importantes...

Dijo con severidad.

-Conseguí 10 nuevos en el mercado internacional...

Respondió con calma.

-Rompeste nuestras dos alianzas importantes...

Contrarrestó.

-He logrado fusionar 3 empresas famosas y exitosas con la nuestra, lo que nos está dando más ganancias de las que tus dos alianzas nunca lograron hacer...

Su apetito ya se había ido. No estaba de humor para discutir con él. Todo lo que quería era paz, no solo a su alrededor, sino también dentro de ella.

-¿Visitaste a tu psiquiatra...

Él preguntó y ella apretó la mandíbula.

-Terapeuta...

Lo corrigió. Sarah estaba recibiendo terapia para su depresión y ansiedad.

-No hay mucha diferencia...

Frunció el ceño y Sarah quería gritarle que sí la hay. No es una psicópata.

Su amigo, también conocido como asistente, Johnson, intervino.

-Peter, no deberías hablarle de esta manera...

Sonrió dulcemente a Sarah, lo que solo la disgustó, siempre le daba malas vibraciones.

-Ya sabes, cariño, él estaba preocupado por ti. Estás tratando tan duro de manejar todo. Debo decir que eres una niña muy valiente, después de tener un accidente tan grave y una lesión cerebral muy seria, ¿cómo lograste hacer todo tan perfectamente...?

-Han pasado 5 años. Estoy bien ahora y estable en mi cabeza...

Ella afirmó.

-Estuviste en coma durante 2 años. Tu cerebro está dañado y aún estás recibiendo tratamiento por eso, Sarah...

Su padre gritó.

-Así que básicamente me estás llamando psicópata...

Ella apretó el puño, su garganta se apretó después de escuchar sus crueles palabras. No estaba mintiendo, pero no debería haberlo lanzado en su cara de esa manera.

-Sea como sea... Mi punto es que ya no puedes manejar la empresa, no confío en tu estado mental...

Declaró.

-¿No puedes simplemente confiar en mí una vez...? Me he demostrado a mí misma muchas veces...

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Este estatus, poder o empresas nunca importaron. Lo que más importa es la confianza y la fe, tal vez un poco de amor que nunca recibió de este hombre.

-¿Qué has decidido entonces?...

-Iba a casar a Natasha con un hombre que tiene la capacidad de manejar nuestro grupo de industrias. No podemos seguir así; no tengo idea de cuándo despertará mi hijo. No puedo confiar en una chica que no está estable en su mente y definitivamente no en tu hermana que es una tonta...

¡Mi hijo! Nunca dijo mi hija con tanto amor.

-Estoy de acuerdo... Hazlo y déjame libre... de todos modos estoy cansada de esta vida.

Exhaló. Desesperada por salir de todo el lío.

-Has asumido la responsabilidad de todo, entonces debes llevarla hasta el final. Eres mi hija y no puedo simplemente echarte. Así que te quedarás y resolverás el lío que tu hermana ha creado.

Dijo fríamente.

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