Mi cruel Mate romance Capítulo 11

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Narra Caliana.

—Eso fue divertido, eres buena. —Se rió Garret, uniéndose a mí cerca de su camioneta.

Yo solo fruncí el ceño, él estaba disfrutando esto demasiado. Pasamos el día explorando la manada y me llevó al enorme campo de entrenamiento. No era nada como imaginaba, de hecho, la “Manada Golden Stone” era grande y la gente tenía razón en temerles. Había tantos soldados bien entrenados, cientos de ellos. Otros estaban corriendo y otros estaban peleando, y los cientos de soldados estaban bien organizados en grupos.

Al darme cuenta de que estaba mirando con asombro, Garret agarró mi mano y me llevó a una habitación.

—Este es el campo de entrenamiento, de nuevo, sí, somos los mejores.

Rodé los ojos pero asentí. Los hombres me miraban como una deliciosa comida mientras otros silbaban.

—¡Vuelvan a entrenar, perros cachondos! —les gritó Garret juguetonamente. Los hombres silbaron y aplaudieron.

—¡Está buenísima! —gritaron.

—¿Quieres un pedazo de mí? —Un chico guiñó un ojo con una sonrisa juguetona.

—¡Malditos idiotas! ¡Esta señorita de aquí es la nueva Luna! —anunció y todos palidecieron y el miedo se apoderó de sus rostros mientras se inclinaban ante mí, disculpándose por su comportamiento. Sin embargo, no estaba molesta, estaban bromeando y divirtiéndose.

—Está bien —dije y parecieron aliviados. ¿Acaso pensaron que los castigaría?

—Vine a recoger mi bolso del casillero, ¿puedes esperarme aquí? Volveré —me dijo mi acompañante y corrió hacia los casilleros.

Me senté en el banco mientras esperaba, pero me aburrí fácilmente y empecé a mirar a mi alrededor. Los guerreros eran buenos y era fascinante de ver.

—Caliana, ¿qué estás haciendo? —me dijo una suave voz, Jamal me estaba mirando mientras se acercaba, y le saludé con la mano.

—Hola.

—Hola, no sabía que venías… —Entrecerró los ojos, inseguro mientras miraba a los hombres que me estaban mirando con deseo. Antes de que pudiera responder, mi corazón se aceleró cuando mis ojos se posaron en el cruel Alfa. Él solo levantó una ceja y me miró con consternación.

—Um, Garret me estaba mostrando la manada y vino aquí a buscar algo, así que estoy esperando…

—Ah, está bien, nos vemos entonces. Hermano, te llamaré para contarte cómo fue —le dijo a su hermano, quien asintió.

En cuanto Jamal desapareció de mi vista, mi mirada volvió al Alfa Edward, tenía una expresión de piedra en su rostro que no se desvanecía.

—¿Por qué estás vestida así? —siseó, irradiando ira. “Me vestí así porque quería y hace calor”. Me imaginé gritando, pero sabía que era mejor no enfurecerlo. Esta vez podría matarme—. ¿Disfrutas la atención que recibes de los hombres? —Su voz era burlona, pero sentí celos en ella.

—No, Alfa.

—Entonces, ¿qué es... Mate? —gruñó en mi oído.