Daniel miró a Camila sin mediar palabra durante un buen rato, con su mente dando vueltas a muchos asuntos. Camila seguramente no esperaba que hubiera tanta gente esperándola en Fretston.
La radio del aeropuerto le recordaba que ya era la hora de marchar.
Mateo estuvo a su lado y le recordó:
—Señor, debemos subir.
Pero la llamada de la madre interrumpió los pensamientos de Daniel.
—Mamá.
—Me lo ocultaste realmente bien. Si no me lo llega a decir tu tía con antelación, todavía estaría sin saber nada. Tú siempre eres arrogante, hay tantas chicas de socialité y ninguna ha conseguido encandilarte, ¿por qué esta vez te obsesionas con ella? Tú eres así, como tu tía. ¿Qué conjuro os ha hecho esa chica? Todo el mundo está obsesionado con ella. ¿Sabes qué? He visto muchas chicas que hacen las cosas calculadas. Parecen inocentes, pero en realidad no son buenas, piensan mucho…
Durante la llamada, Sandra no paraba de hablar.
—Piensas demasiado. No todo el mundo hace las cosas para sacar tajada.
Daniel contestó con un tono ligero, mirando a Camila que estaba no muy lejos y se sintió feliz.
—¿Ah sí? No me interesa la personalidad de las otras chicas. Lo que más espero es el matrimonio que tiene mi padre preparado para ti.
Sandra se rio fríamente. Opinó que su hijo todavía era muy joven e inocente, era muy fácil que fuera engañado por las apariencias.
—Si es una chica tan misteriosa, me interesa mucho. Has pasado una buena vida con papá y has visto muchas cosas. Aún así, no paras de elogiar a una chica, es muy raro. Quedaré con ella algún día.
—Ella puede hacer a mamá pensando en ella durante tanto tiempo, debe ser una persona astuta, será una lástima si… no te quedas con ella.
El tono de Daniel era muy liviano. Sonó muy normal. No obstante, siendo una madre, Sandra captó el desprecio de las palabras de su hijo.
—Daniel, solo estoy pensando por ti, ¿por qué siempre me desobedeces? ¿Me tratas como una enemiga? Eres único para mí, me importas más que tu padre. ¿Cómo te puedo hacer daño?
La voz de Sandra no sonaba contenta.
Mateo estuvo al lado de Daniel. Aunque él no quería, escuchó toda la conversación entre la madre y el hijo. El ambiente estaba muy reprimido, pero ambos eran sus amos, no podía decir nada ni convencer al señor.
Solo podía quedarse ahí…
—Mamá, ya sonó el aviso, voy a apagar el móvil.
Daniel no tuvo ganas de decir más tonterías y estuvo dispuesto de apagar ya el móvil directamente.
Sandra conocía a su hijo, se apresuró a pararlo:
—¡Espera! Tu padre ya llega a Ameriart, es muy posible que ya haya quedado con tu hermano.
Daniel iba a pulsar el botón de apagar, se quedó pasmado al oír eso sin poder reaccionar.
—Camila, ten cuidado en el camino. Nos veremos pronto —Amara Lain abrazó a Camila y no quería dejarla—. Ánimo. Llámame cuando llegues.
Cuando Camila iba a girarse, se escucharon unos pasos y unos guardaespaldas vestidos de negro aparecieron de repente alrededor de Amara y ella. Las detuvieron sin darles tiempo a reaccionar.
No podía tratarse de un robo. Los ladrones no eran tan tontos que robabsn delante de tanta gente y además sin llevar armas.
Entonces debía de ser por otros motivos. De todas maneras, mientras pudiesen garantizar la seguridad, ya estaría bien.
—Por favor, señorita Camila, síganos.
El líder de los guardaespaldas hizo un gesto para que ellos se llevaran a Amara primero.
Camila luchó para seguirles, pero el hombre la detuvo.
—¿Qué queréis hacer?
Camila le miró furiosa.
—No tiene por qué enfadarse, señorita Camila. La señorita Amara será trasladada al lugar de Sergio Pousa. No se preocupe.
El líder habló reverentemente y dijo en un tono formal:
—Permíteme presentarme, soy el responsable de Familia Cambeiro en Fretston. Al señor Cambeiro le gustaría verla.
Camila entró un poco en pánico cuando oyó que Amara fue llevada al sitio de Sergio, pero eso ya era más seguro que nada. Ya que este señor sabía sus condiciones, no le haría nada irrazonable.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Esposa Astuta