Mi Esposa Astuta romance Capítulo 368

Ellas no pensaban que Estela podría disputar los tocados con ellas.

—Estela, ¿no sabes la cortesía o estás intencional?

—Somos primeros, ¿por qué te los cedemos?

—O sea, te gustan los restos.

Violeta no la toleró y la criticó.

—Lorenzo, me gustan estos también, ¿qué hacemos?

Estela ignoró sus palabras, miró y dijo a Lorenzo dengosamente para que él pudiera hacer algo y comprarlos para ella.

—Es verdad, me gustan ellos.

Ella insistió.

—Señor, ¿qué es su opinión?

La camarera no era tonta, notando que la situación delicada implicaba a su jefe, no quería perder el trabajo por este lío.

Violeta se calló, como recordó que este mercado era del Grupo Cambeiro. Le parecía que la camarera no podía negar a su jefe.

—Camila, no olvides que el mercado es de Lorenzo. ¿Qué tienes para disputar conmigo? ¿Qué pensáis? ¡Déjamelos! Lorenzo, ¿podrías comprarlos para mí?

Estela dijo a Lorenzo suavemente mientras miró a Camila provocativamente.

—Lorenzo, todos sectores tienen sus reglas. Aunque Estela es tu prometida y no te importa que ofendes a otros por ella, ¿si te crees justo que traten a clientes como así?

Los ojos honestos de Camila fijaban en Lorenzo. Ella quería saber qué haría Lorenzo y si podría defender a Estela con parcialidad.

Al oir sus palabras, Lorenzo levantó la ceja. Recordaba el compromiso, pero después de escuchar lo que dijo Camila, creía que ella no tenía el celo sino lo provocaba y tampoco no le importaba que había tenido un compromiso con otra mujer ni siquiera se envidiara o se enfadara por eso.

Aunque él tenía el compromiso y solo le quedaba el casamiento, ella no estaba un poco preocupada. Al contrario, buscaría un marido en la ceremonia, lo que le hacía sentir ridículo.

Lorenzo volvía a mirar hacia Camila. Pensando que ella se pondría así en la ceremonia y atraería a los hombres se quedó amargo y sofocante como si el corazón se cortara. Deseaba copar toda su belleza.

—No necesitas empeorar el problema.

Después de un rato silencioso, Lorenzo se le echó una mirada elocuente a Camila y levantó la mano hacia la camarera quien reaccionaba rápidamente y le entregaba los tocados. La empleada se aflojó porque el acto del jefe la libertaba del apuro.

—¿Para su aniversario?—dijo Lorenzo a Violeta.

—Sí.

Violeta no sabía qué haría el hombre, pero asintió con la cabeza.

—Estos son el regalo para usted.

Al terminar las palabras Lorenzo los dejó a Violeta.

Todos estaban sorprendidos.

—¿Cómo? —gritó Violeta pasmadamente y le tardó un rato para recordar a dar las gracias.

Aunque Violeta creyó que su conducta era inesperada, también la consintió.

Como no pensaba que Lorenzo los hubiera dado a Violeta, Camila no supo qué diría, pero de verdad estuvo dulce.

—¡Qué haces, Lorenzo!

Sorprendida por este final, la cara de Estela se puso pálida, porque su novio no estaba en su lado.

Capítulo 368: Todos sois sinvergüenzas 1

Capítulo 368: Todos sois sinvergüenzas 2

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