Mi esposa con múltiples identidades romance Capítulo 175

Aubree miró a Jennifer con irritación y asombro, preguntándose por qué parecía haberse convertido en una persona nueva.

Tras retirar la mirada, Aubree se dirigió a la ventana y dijo con indiferencia: "No quiero que mi hijo me odie. Debería saber lo que tiene que hacer sin que yo se lo recuerde".

Jennifer miró a su espalda y dijo: "Le quiero más que tú. Amo lo que él ama".

Aubree se quedó sorprendida, comprendiendo sus implicaciones. "¿Quieres decir que no sé lo que es el amor?" Hizo una pausa, se dio la vuelta y miró a Jennifer con frialdad.

Se cruzaron los ojos. Jennifer respondió suavemente: "Sí, sabes lo que es el amor. Sin embargo, lo amamos de diferentes maneras".

Aubree no quiso enfadarse con ella. Soltó: "Después de que él regrese, ustedes dos no pueden dormir juntos".

Jennifer se quedó sin palabras.

"Además, te daré sólo un mes para hacer la medicina. No creas que puedes quedarte aquí para siempre", añadió Aubree con determinación, "El primer día comenzará a partir de mañana. Si puedes hacerlo o no, depende de tu competencia".

Temía que el amor de Iván por Jennifer se profundizara. En ese caso, le resultaría más difícil separarlos.

Jennifer guardó silencio durante un rato. "No puedo garantizar que te recuperes completamente en un mes".

"¿No es usted la farmacéutica más famosa?" Aubree se burló: "Todos los premios que has ganado, ¿son falsos? ¿Porque te acostaste con los jueces?"

Jennifer ni siquiera se molestó en replicarla. Aubree había sido demasiado extremista.

Jennifer tenía que estar de acuerdo con todas sus demandas irrazonables porque Aubree era la madre de Iván.

Al anochecer.

El Lamborghini estaba aparcado en el patio de Kelsington Bay. Iván volvió con los niños.

"Buenas noches, señor Marsh, señorito Alfie y lady Diana".

El mayordomo y todos los sirvientes les saludaron en la puerta, ayudándoles a llevar las maletas y bolsas.

Los dos niños habían comprado muchos regalos para su abuela.

En un dormitorio del piso superior, Jennifer cerró la puerta por dentro.

Sentada frente al tocador, se aplicó repetidamente el corrector en la cara. Su mejilla seguía hinchada, así que la ocultó con el pelo. El ungüento no funcionó bien.

La escena en el salón de abajo era armoniosa.

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